Impacto en Reino Unido generó el caso de una mujer de 38 años que asesinó a su vecino tras enterarse que había abusado sexualmente de su hijo.

Se trata de Sarah Sands, madre soltera que acuchilló a Michael Pleasted de 77 años en su departamento ubicado en el este de Londres.

Todo comenzó en 2014 cuando el sujeto le ofreció trabajo a su hijo de 12 años en una tienda. “Mick fue un modelo a seguir. No tenía ninguna razón para no confiar en él. Pensé que Bradley (el niño) estaba a salvo”, dijo Sands al diario electrónico The Sun.

Sin embargo con el pasar de los días el menor de edad perdió el interés por el empleo. Asimismo, semanas después la mujer se enteró que Pleasted había sido acusado de abusar sexualmente de dos niños.

Así fue como en noviembre de ese año el hijo Sands le contó lo que había ocurrido. “Lo encontré tirándose del pelo, meciéndose, temblando y llorando. Seguía diciendo: ‘Debería habértelo dicho antes’“, relató.

Según contó al diario electrónico, su hijo había sido abusado sexualmente en la tienda y en la casa del sujeto.

Por lo anterior, acudió a la policía y les rogó que arrestaran a Pleasted. “Él estaba de regreso en su casa como si nada hubiera pasado y debido a que se había declarado inocente, sus víctimas, incluido mi hijo, serían obligados a testificar”, dijo Sands.

Ante el incierto panorama que iba a enfrentar, decidió tomar la justicia por sus manos. “Bebí dos botellas de vino, volví a mi antiguo departamento y me arrodillé en el suelo sosteniendo una foto de los niños, gritando. No había podido llorar antes, Bradley siempre estaba cerca”, dijo.

“La culpa que sentía por no protegerlo me abrumaba. Fue entonces cuando tomé el cuchillo y fui a casa de Mick”, añadió. “Lo golpeé en la frente con el arma y él me agarró. Perdí el control“, admitió la mujer que lo apuñaló ocho veces.

Captura video
Captura video

Declarada culpable

Un año más tarde fue declarada culpable de homicidio por pérdida de control y sentenciada a tres años y medio de prisión, pero un tribunal de apelaciones extendió la pena a siete años y medio.

Hice lo que cualquier madre haría, porque él le hizo esto a mi hijo Bradley, mi hijo pequeño (…) Nunca creí que fuera capaz. No me enorgullezco de eso, pero al menos sé que no podrá lastimar a nadie más”, reflexionó.

Finalmente reconoció que no volvería a matar a nadie. “No me veo como una asesina, pero no me arrepiento de lo que hice. Yo era una madre desesperada por proteger a mis hijos”, cerró.