El pasado 22 de julio se cumplieron exactos 10 años desde que Europa vivió uno de los atentados más brutales en toda su historia: la masacre de Noruega.

Durante este día, 77 personas murieron y más de 100 terminaron heridas por dos hechos que ocurrieron en Oslo y Utøya.

En la capital de Noruega ocurrió una explosión, mientras que en la isla de Utøya hubo un tiroteo realizado por un sujeto dentro de un campamento juvenil. Este hombre era Anders Behring Breivik, el apodado ‘carnicero de Oslo’.

Anders, un economista civil de la Escuela de Comercio de Oslo, pasó a la historia al convertirse en uno de los asesinos en masa más violentos de la historia de Noruega.

De pequeño sufrió el divorcio de sus padres, agresiones de parte de su madre y grandes problemas de salud mental. Siempre estuvo ligado a ideales políticos de derecha, incluso fue parte del Partido del Progreso, coalición de la que se alejó en el 2000, luego que sus pensamientos se volvieran muy extremistas.

En 2002, tomó la decisión de atacar a su país, ya que tenía la firme convicción de que había que acabar con el marxismo y el Islam. Para eso, comenzó a idear un plan que sería totalmente gestionado por él.

Por casi nueve años, gracias a sus empresas de programación y cultivos de verduras, pudo reunir el suficiente dinero para comprar todo lo que necesitaba para su atentado.

En 2011, gracias a sus terrenos de vegetales pudo comprar fertilizantes y productos químicos, que le sirvieron para fabricar explosivos. También compró una pistola semiautomática y un rifle semi-automático, ya que tenía licencia para cazar. O sea, todo era legal.

ARCHIVO | AFP
ARCHIVO | AFP

El día de la masacre

Fue así como llegó el 22 de julio de 2011. Anders dejó una bomba hecha con fertilizante justo en frente de la oficina del Primer Ministro, Jens Stoltenberg, en Oslo. El explosivo estalló justo a las 15:26 dejando como saldo ocho personas muertas.

Dos horas después, este sujeto tomó un ferry disfrazado como un policía para llegar a la isla de Utøya, donde se estaba realizando un campamento juvenil del Partido Laborista Noruego, coalición socialdemócrata noruega y principal bloque político del país.

Como hace poco había ocurrido la explosión, Anders se las ingenió para congregar a un grupo importante de personas con la supuesta idea de explicarles lo ocurrido en la capital y hacer un control de seguridad.

Fue ahí que iniciaron 70 minutos de violencia extrema. Este hombre abrió fuego y mató a 69 personas. Sumado a esto, distintas bombas explotaron en el islote, por lo que los incendios dejaron a cientos de heridos.

Las fuerzas policiales de Noruega demoraron otros 47 minutos en llegar a la isla. Apenas arribaron, el asesino se entregó, con la convicción de haber cumplido con su plan.

ARCHIVO | AFP
ARCHIVO | AFP

Polémica sentencia

Si bien se pensó que hubo grupos islamitas o antisistemas involucrados, se logró determinar que Anders actuó solo, gracias a las distintas publicaciones que tenía en Facebook y un manifiesto publicado en su sitio web personal, donde dejaba en evidencia sus intenciones.

Debido a esto, la Justicia noruega intentó aplicar todo el rigor de la ley contra él. El problema fue que había dudas respecto a los delitos que se le inculparían.

Las penas por atentados llegan a 21 años, mientras que los crímenes de lesa humanidad, expresadas en el Código Penal noruego, llegan a una pena máxima de 30 años en la cárcel. Incluso se habló de que el asesino era inimputable, debido a sus problemas de salud mental.

Hasta se pensó en traer de vuelta la pena de muerte a Noruega por este hecho, pero finalmente en 2012 la sentencia quedó reducida a 21 años de cárcel para Anders Behring, que pasó a ser conocido como el ‘carnicero de Oslo’.