Considerada como “el mal encarnado”, Genene Jones protagonizó un listado de crímenes que conmocionó al mundo.

En el año 1984 fue condenada primero a 99 y luego 60 años de prisión tras inyectar droga a dos menores de edad: una de ellas perdió la vida, mientras la otra quedó con lesiones graves.

Pero estas no fueron sus únicas víctimas, ya que detrás de su cariñoso comportamiento, se escondía una asesina serial que actuaba silenciosamente, a quien se le vinculan al menos 60 infantes muertos.

Una dura niñez

Nacida el 13 de julio de 1950 en Texas, Estados Unidos, fue dada en adopción tras el rechazo de su madre. El matrimonio integrado por Dick y Gladys le dio acogida en su hogar.

Con una infancia acomplejada por su aspecto físico, sintió que no era aprobada por sus padres, es por esto que en constantes ocasiones fingió enfermedades para conseguir atención.

La tragedia tocó la puerta de la familia, ya que dos de sus hermanos fallecieron, uno por cáncer y otro por un accidente mientras armaba una bomba casera.

A eso se le suma el deceso de su padre adoptivo, quien era el más cercano a Genene, siendo un duro golpe para ella.

Una tóxica relación

Ya en su juventud, y como una forma de abandonar su casa, la mujer se casó con James Harvey DeLany Jr, un militar de la marina norteamericana con quien tuvo un matrimonio lleno de acusaciones de agresión.

Pese a las constantes batallas legales (con divorcio de por medio), que comenzaron en agosto de 1972, la pareja recibió a Heather, segunda hija de la pareja, la cual fue fruto de los furtivos reencuentros que tenían.

En tanto, la mujer comenzó poco a poco a sentir un desenfrenado apetito sexual hacia los médicos, es por esto que para estar cerca de ellos empezó a estudiar enfermería, detalló Infobae.

Finalmente, se mudó con su madre para que cuidara a sus hijos mientras trabajaba en los recintos de salud.

Inyección letal

Jones prestó sus servicios para los hospitales de San Antonio y Kerreville (Texas), en donde cometió varios asesinatos.

Durante sus turnos, suministraba diversos medicamentos que resultaban letales para sus pacientes, aunque debido a su buen comportamiento con sus jefes, ellos jamás dudaron de su responsabilidad.

Pero algo que lentamente llamó la atención fue el alto índice de mortandad mientras estaba a cargo. Pese a ello, siempre tuvo la aprobación de los médicos, lo cual le permitió seguir realizando sus crímenes sin problemas.

Su impunidad finalizó en septiembre de 1982, cuando un chequeo sobre el stock de sustancias tales como succinilcolina (un relajante muscular que si se suministra en exceso puede ser catastrófico para el ser humano), demostró la desaparición y alteración de frascos que contenían dicho medicamento, a los cuales solo tenían acceso su jefa y la propia Genene.

Todo se vino abajo cuando una de sus pacientes fallecidas, identificada como Chelsea McClellan, fue exhumada para conocer las causas de su deceso tras las dudas de sus padres. Exámenes determinaron que habría muerto por sobredosis del mencionado fármaco, indicó El País.

Culpable

En el juicio se le acusó del intento de asesinato de un infante de cuatro semanas, Rolando Santos, a quien le administró un anticoagulante, detalló el Departamento de Justicia Criminal de Texas. A esto se le agrega su relación con la muerte de Chelsea McClellan, quien tenía 15 meses.

Ambos crímenes ocurrieron en 1982, poco antes de su detención y condena en 1984.

“Jones es sospechosa de haber matado hasta 60 bebés”, señaló en una conferencia de prensa el fiscal Nico LaHood. El persecutor definió a la asesina como “el mal encarnado”, según Agencia EFE.

El profesional informó que numerosos niños fallecieron bajo circunstancias “inusuales”, durante o poco después de los turnos de Jones.

Algo que no ayudó en la investigación, fue la accidental destrucción de los registros médicos del hospital de San Antonio, en los años posteriores a los decesos.

“Jamás te perdonaré”

En 2017 el caso de la enfermera asesina regresó a la palestra, esto luego que se supo que, con 66 años, podría pedir libertad condicional para marzo de 2018.

Esto generó las protestas de los familiares de otros infantes fallecidos, provocando que la fiscalía analizara estos hechos.

En mayo de 2017, las muertes de cinco pequeños identificados como Joshua Sawyer, Richard Nelson, Patrick Zavala, Rosemary Vega, y Paul Villareal (todos menores de 2 años), permitieron que se mantuviera en la cárcel.

Tras nuevas investigaciones, dos casos evitaron su pronta liberación, es por esto que se le impuso, por cada uno, un millón de dólares de fianza; con esto Genene Jones no regresaría a la calle.

Esperé 38 años para decirte que jamás te perdonaré. Tú cambiaste mi vida y familia. Te confié a mi hija. Rezo a Dios para que nunca salgas y vuelvas a hacerle daño a otros niños en el mundo. Y no puedo creer que sigas pidiendo que te den una Biblia”, expresó la madre de Rosemary durante el juicio en 2019, puntualizó The Mirror.