A las 6:30 de la mañana del martes 19 de junio de 1945, el frío calaba fuertemente a los cerca de mil obreros que trabajaban en los piques subterráneos de El Teniente.

Nada hacía presagiar que media hora después, una explosión sacudiría la mina ubicada en Machalí, región de O’Higgins.

Un devastador incendio se desató al interior de una bodega de materiales, causando que las llamas se propagaran a unos tambores de petróleo que estallaron fácilmente.

Esto generó que las columnas de humo comenzaron a avanzar por los túneles, los trabajadores que se encontraban más cerca del incidente lograron escapar, en tanto el resto buscó refugio en los pasillos de seguridad que estaban dispuestos en el fondo de los piques o en las galerías.

Pese a que inmediatamente se dio la alarma vía telefónica, ya era demasiado tarde. El denso humo se propagó, dejando a los sistemas de ventilación inutilizables. A esto se agrega que las salidas de emergencia no estaban correctamente señalizadas.

Las principales causas

Como si de una tormenta perfecta se tratara, la nube densa impidió la huida. A eso de las 20:00 horas se pudo controlar el siniestro, aunque al mediodía del 20 de junio los rescatistas pudieron recién ingresar a los túneles.

Fueron tres jornadas de intenso trabajo en una catástrofe sin cuartel, la cual dejó como saldo a 355 obreros muertos y otros 747 heridos.

Pese a las intensas llamas, la principal causa de muerte fue asfixia o envenenamiento por el monóxido de carbono generado por la emanación.

Según recordó Emol, el Superintendente de la mina de aquel entonces, aclaró que el accidente presuntamente se debió al calentamiento del petróleo de un tambor que se habría puesto al fuego para su procesado.

El fondo del recipiente habría explotado e incendió el techo, lo que produjo una corriente de aire que llenó la zona de un tóxico humo.

Esta desgracia puso en tela de juicio a la compañía, la que fue sindicada como la principal responsable, es por esto que el Congreso promulgó leyes para quitarle atribuciones.

La empresa indemnizó económicamente a los familiares de los trabajadores fallecidos, a quienes les construyó una villa en Rancagua, la cual fue bautizada como la Población Las Viudas.

Una gran pena

‘La tragedia del humo’ marcó un antes y un después no solo en la minería local, ya que obligó a innovar e introducir sistemas de seguridad a nivel internacional.

A partir de ese hecho, surgió un enorme cambio de mentalidad, ya que se instauró el concepto de prevención de riesgos y se creó el Departamento de Seguridad Minera en Chile.

“Es importante que recordemos este hito, porque nos permite mantener muy vigente lo que significa el cuidarnos y el crear condiciones para que esto no se repita”, afirmó en 2015 el gerente General de El Teniente de aquel entonces, Mauricio Larraín, según informó Codelco.

En tanto, la señora Alicia Reyes, quien perdió a su marido en la tragedia, expresó a Revista Técnicos Mineros durante la conmemoración de los 72 años del accidente que “fue una gran pena que ese matrimonio duró tan poquito; perdí a mi esposo y siempre lo he extrañado”.