La vida de un matrimonio en Argentina sufrió un duro golpe en tan solo días. Todo comenzó cuando Marcela Rossi, madre de un niño de seis años, y quien estaba en su quinto mes de embarazo, comenzó a sentir un fuerte dolor en la cintura.

Dolencia que parecía un simple resfrío, pero que posteriormente arrojó un inesperado resultado. “Tenía una neumopatía muy grande en el pulmón derecho y, por eso, le dolía la espalda”, relató Pablo Acevedo, pareja de la afectada.

Luego de evolucionar desfavorablemente, la mujer debió ser intubada el 21 de abril, siendo esta la última vez en que su esposo la pudo ver, reveló Crónica.

Debido a la compleja situación, médicos tuvieron que practicarle una cesárea para salvar a los bebés. “Estaba muy mal, tenía la mirada perdida, los labios resecos. Me dijo que estaba muy preocupada por los niños. Tenía mucho miedo por ellos”, detalló el hombre.

Ana pesó 1,5 kilos y Francisco, apenas 950 gramos. Desde entonces, están en neonatología. Después de la operación, Marcela volvió a terapia intensiva, donde le hicieron una punción de pulmón. Recién ahí, el tercer hisopado le dio positivo de COVID y la dejaron aislada”, agregó.

Pese a que el 10 de mayo el cuadro de Rossi mejoró, cuando la sacaron del coma no despertó, ya que el coronavirus dejó secuelas neurológicas, provocándole isquemias múltiples en el cerebro.

Lamentablemente, días después, la mujer tuvo un paro cardíaco que le quitó la vida.

“Lo que gano ahora no me alcanza”

En tanto, los mellizos lograron salvarse, estando en neonatología. “El mismo día que su madre murió, le conté a Ignacio (hijo mayor) que sus hermanitos habían nacido y que estaban bien. Le mostré las fotos de los bebés. Así se enteró de la muerte de su mamá. Jamás pensé que todo iba a terminar de esta manera”, indicó.

Según prensa local, los recién nacidos están evolucionando positivamente y pronto tendrán el alta. Mientras el padre está buscando apoyo para encargarse de sus tres hijos, ya que debido a lo sucedido, no podrá trabajar.

“Lo que gano ahora no me alcanza. Le tuve que pedir ayuda a la gente y me dio muchísima vergüenza, porque no estoy acostumbrado”, expresó.

Debido a esto, se comenzó a realizar una campaña en auxilio de la familia. “El único consuelo que encuentro es pensar que Dios se la llevó porque tenía otra misión para ella, en otro lugar”, afirmó Pablo.

Sobre el apoyo de terceros, Acevedo manifestó a Agenhoy que “no me alcanzan las palabras para agradecer la solidaridad de la gente“.