La ciencia define el fanatismo como “una postura mental que adhiere incondicionalmente a un tema o causa con tenacidad, obstinación y resistencia a cualquier enjuiciamiento crítico”.

Y aunque muchos piensan que están lejos de enfrentarlo, siempre es bueno evaluar si la afición por esa serie, un equipo de fútbol o cantante favorito, puede avanzar a tal punto de afectar la salud mental.

Según explicó a Página 7 la psicóloga de la Clínica Alemana, Solange Anuch, el fanatismo se presenta en quienes tienen “un desarrollo psicológico carenciado e insuficiente integración de la propia identidad”.

Lo anterior, sucede pues “se pierde el camino hacia una identidad solida, adulta madura y se desarrolla un yo difuso, frágil e inestable. Son individuos que suelen crecer en los márgenes, fuera de la pertenencia, necesitados de un referente en quien completarse”.

Con ello, coincide el psicólogo de Vida Integra, Fernando Marchant, quien precisó a nuestro medio que quienes desarrollan un fanatismo extremo se caracterizan por ser “sugestionables, inseguras, ya que desean aferrarse emocionalmente a lo que sea. Transitan por rasgos de personalidad narcisos, donde pueden imponer su punto de vista y el de los demás no se toma en cuenta, además de buscar seguidores”.

“Son personas que tienen pensamientos fundamentalistas, bastantes extremos con pensamientos totalitarios. El fanatismo es una actitud psicológica donde la entrega es absoluta a distintas ideas, opiniones, t que es progresiva, es decir, va de menos a más”, dijo.

¿Cómo saber qué estamos frente a una situación alarmante?

En ese sentido, ambos expertos comentaron que hay que estar alerta cuando el sujeto en cuestión cambia conductas cotidianas, y se aísla de la sociedad.

Freepik | CC
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“Desaparece el diálogo que acoge ideas y pensamientos diversos, el clima emocional es de tensión y conflicto permanente, las personas se aíslan, desarrollan conductas raras o extravagantes auto o hetero agresivas. Finalmente el hogar, el grupo, la sociedad, se van transformando en bandos: los buenos y los malos”, señaló Anuch.

A ello, añadió Marchant que se debe estar atentos a cambios “en la frecuencia e intensidad de la conducta del involucrado, las emociones y las relaciones que establece, pues se ven alteradas en su convivencia cotidiana. A su vez, prestar atención a las variables biológicas como el insomnio, alteración del apetito, cambios de energía, que no rinda en el trabajo, etc”, manifestó.

¿Cuándo solicitar ayuda?

Con respecto a ello, los expertos recomendaron acudir a tiempo a un especialista, ya que el individuo podría presentar actitudes extremas, incluso atentar contra su vida.

“Puede tener un alto costo cuando se transforma en terrorismo político, fundamentalismo religioso, sectarismo, aquí la vida esta gobernada por una sola idea, cualquier digresión supone un combate, una lucha que debe eliminar, condenar y castigar al otro definido como un enemigo”, comentó la psicóloga.

En tanto, el profesional de Vida Integra insiste en que los cambios de actitud son claves a la hora de intentar ayudar a quien se ve orillado a un fanatismo extremo. “Pasa cuando la persona no está teniendo un criterio de ajuste en lo familiar, social y laboral, generando así un comportamiento disruptivo y no logra encajar con el resto de la sociedad”, pues “va olvidando el sentido común”.

“Puede llevar a que adopte conductas extremas, como por ejemplo en el ámbito alimentario que se transforme en un cuadro de anorexia, extremando deportes, llevar a ser parte de agrupaciones que lo guíen a abandonar su propio vínculo afectivo, económico o familiar”, cerró.