La enfermedad del coronavirus no da tregua en el país. Cada día se llegan a nuevos máximos, los pacientes activos no bajan de 45 mil y las UCI se mantienen en cifras críticas. De hecho, los muertos superaron los 25 mil esta semana.

Sin embargo, no es la primera tragedia similar que azota a Chile. Desde el siglo XIX, enfermedades como la viruela, cólera, fiebre amarilla, la gripe española o el tifus han costado la vida de miles de personas y, al mismo tiempo, impulsado importantes reformas en salud.

“Con el cólera y fiebre amarilla se dio ya una reacción estatal con la creación del Consejo Superior de Higiene y luego del Instituto Superior de Higiene en 1892, entre cuyas tareas principales estaban las tareas de desinfección pública, que se consideraban esenciales para contener estos brotes”, señaló el historiador y académico de la Universidad de Chile Marcelo Sánchez a La Tercera.

La influenza

Una pandemia olvidada fue la que azotó al país en 1957. Un brote de influenza llegó a través de un barco estadounidense al puerto de Valparaíso, en julio de ese año, propagándose rápidamente al resto de Chile.

Pero todo arrancó unos meses antes. Entre febrero y marzo se registraron los primeros casos de la influenza A H2N2 en China. Luego se propagó a Hong Kong y Singapur, en julio llegó a África y desde octubre atacó a Europa y Estados Unidos.

Chile fue uno de los países más golpeados del mundo por la infección. Sin ir más lejos, cobró la vida de al menos 20 mil personas, en su mayoría niños y adultos mayores.

De acuerdo al estudio Severe mortality impact of the 1957 influenza pandemic in Chile, “la carga estimada de mortalidad por A H2N2 en Chile es la más alta registrada para esta pandemia, alrededor de tres a cinco veces más severa que la experimentada en las naciones más ricas”.

Contexto similar

Uno de los aspectos más curiosos fue el contexto histórico en que se dio, muy parecido al que vivimos actualmente. Masivas protestas fueron aplacadas por una pandemia que también se originó en China, tal como ahora.

Y es que el brote de gripe de 1957 llegó justo después de la llamada Batalla de Santiago, intensas manifestaciones del 2 y 3 de abril debido al alza en la tarifa del transporte público.

Organizaciones sindicales lideradas por la Central Única de Trabajadores convocaron a una movilización durante esos días, la que tuvo gran apoyo en la población, sobre todo de los estudiantes, grandes damnificados con la medida.

El punto de inflexión en las protestas fue la muerte en las calles de la estudiante Alicía Ramírez. Tras ello, se desencadenaros diversos hechos de violencia en la capital, que incluyeron asaltos, saqueos, barricadas e incendios, consignó La Tercera.

El Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo decretó Estado de Sitio, sacando a la calle unidades del Ejército que se unieron a Carabineros. El saldo fue una veintena de civiles muertos.

Finalmente, el movimiento social fue duramente atenuado con el virus. Ibáñez del Campo, en tanto, vio prácticamente terminada su carrera política y concluyó su Gobierno un año después.