Este lunes, la semana comenzó con dos hechos insólitos que se viralizaron a través de redes sociales. En los videos, se ve a dos mujeres que tuvieron problemas para ingresar a supermercados -ubicados en Ñuñoa y Maipú respectivamente- a hacer compras esenciales.

Una de ellas denunció que no la dejaron entrar con su bebé en coche porque el guardia de seguridad y la supervisora del local aseguraron que el lactante de tres meses también debía tener su autorización.

El segundo caso involucra a una persona mayor: Isolina Grandón, de 100 años, quien quería comprar una pechuga de pollo, pero no pudo debido a que no sabía sacar el permiso, ni tenía tampoco los medios para hacerlo.

Aquí somos todos
Captura | Canal 13

Recibió ayuda

En el programa Aquí somos todos conversaron con esta mujer de la cuarta edad, y también con Catalina Muñoz, una joven que estaba en ese momento en el supermercado y, además de grabar la situación, pudo ayudar a Isolina.

“Vi cuando ella quería tratar de entrar y el guardia no la dejaba porque no andaba con su permiso. Le traté de explicar que ella no tenía cómo sacar el permiso, no sabe ocupar un teléfono, y él seguía insistiendo en que no podía darle el acceso porque si lo hacía, perdería el trabajo“, comentó en el espacio de Canal 13.

Dada la compleja situación, los mismos clientes se organizaron para comprar el pollo que necesitaba la mujer para preparar almuerzo.

“Yo no he podido ir a sacar mi permiso porque yo no sé dónde ir, y no puedo salir de mi casa lejos. Yo me retiré porque qué más iba a decir, qué más iba a hacer. Me quedé al lado de la cajera”, comentó la afectada en la entrevista.

isolina Canal 13
Captura | Canal 13

Falta amabilidad

El notero de Aquí somos todos aclaró que Isolina vive sola, por lo que no tiene nadie más a quien recurrir para pedir ayuda. Además, no sabe usar la tecnología que le permita sacar el permiso temporal individual que los guardias solicitan para poder ingresar a cualquier local.

Sin embargo, la protagonista de este video viral apuntó a la falta de empatía de parte de los trabajadores.

“Tendrían que ser un poquito más amables. Quizás si fuera un poco más amable, sería consciente de que en el mundo hay mucha gente que necesita, no solo porque tiene hambre, sino porque hay razones de sobra”, señaló.

Catalina, por su parte, dijo haber sentido una tremenda frustración por lo que pasaba con esta mujer, y recriminó la falta de criterio y empatía que hay con las personas mayores. Además, detalló que en ningún momento se hizo presente el encargado o un superior que estuviera dispuesto a manejar el problema.

“Ella era consciente de que no tenía su permiso, tiene pena por eso, porque siente que no hay una solución para los adultos mayores. Yo traté de sacárselo, pero no andaba con su carné, entonces era difícil por el número de serie y todo lo que piden. Ella no puede estar yendo a la comisaría, eso es lo que la complica”, añadió la joven que pudo socorrer a Isolina.