Un estudio publicado por la Universidad de Chile y el Colegio Médico informó este jueves que un 12% de los chilenos no reconoce que la pandemia sea un peligro, mientras que solo un 31% señaló que respeta las medidas sanitarias y un 43% evita los encuentros con más de 10 personas.

Lo anterior, se refleja en la cantidad de población que insiste en criticar las vacunas contra el COVID-19. De hecho, el Ministerio de Salud junto con el Instituto de Salud Pública han insistido en su seguridad y eficacia.

Según manifestó la doctora Eliana Sánchez, quien conforma el grupo de expertos externos del ISP a La Tercera, “hay algunas vacunas que pueden generar más reacciones adversas que otras, pero todas serán seguras. No hay ninguna vacuna que tenga pendientes temas de seguridad en este sentido y que lo haya mostrado en su desarrollo”, asegura.

“¿Cómo se puede determinar que una vacuna es eficaz? el virus lo pone difícil. Normalmente basta con demostrar los títulos de anticuerpos neutralizantes que son los que muestran que nuestra memoria inmunitaria funciona, pero este virus se las arregla para tomarnos desprevenidos. Con ello viene otra regla: a pesar de estar vacunados, hay que estar manteniendo las protecciones de mascarilla, distancia social y lavado de manos”, explicó.

Es que hasta el momento la población chilena será inoculada por dosis de diferentes laboratorios, correspondientes a Pfizer, Sinovac y AstraZeneca, las que fueron aprobadas por el ISP.

¿Cuál es su diferencia?

En ese sentido, la viróloga e investigadora de la Universidad Autónoma de Chile, Dra. Loreto Fuenzalida, detalló cómo está formulada la vacuna Pfizer, señalando que “está basada en una tecnología nueva, ARN mensajero, que codifica para la proteína S del virus, y requiere una conservación a -70ºC, que es una de sus dificultades. Es una molécula muy inestable, por lo que una vez que se descongela, dura sólo 7 horas y debe ser aplicada”.

“Esta vacuna fue estudiada en personas desde 16 años y adultos mayores, presentando una amplia eficacia de sobre el 95%, lo que significa que aproximadamente el 5% de las personas vacunadas se contagiaron, pero todos ellos presentaron síntomas leves. La vacuna cubre la forma grave del coronavirus”, precisó.

Por otra parte, la dosis Sinovac se basa en una metodología conocida para la fabricación de las vacunas, muy similar a la que se entrega para la influenza. “Es virus inactivado que se inyecta, no se puede replicar en el cuerpo y no nos puede causar la infección. Para este estudio se probó en personas de 18 a 59 años de edad, aunque falta aún evidencia para adultos mayores o sobre los 59 años. Esta vacuna no va a causar la infección en estas personas mayores, pero el problema es que no produzca la inmunidad necesaria”, indicó.

Asimismo, la experta llamó a la calma asegurando que cuando se habla que tiene un 50% de eficiencia es porque las personas tienen mayor probabilidad de presentar sintomatología leve, mientras que en ningún caso se presentaron síntomas graves o murieron personas por la vacuna.

En tanto, la vacuna AstraZeneca “está basada en un vector viral, un adenovirus de chimpancé que es absolutamente inocuo para los humanos y transporta parte del genoma del coronavirus. Esta vacuna presentó cerca de un 70% de eficacia: un 30% de los vacunados se contagiaron pero también al igual que las otras vacunas, presentaron síntomas leves. Otro beneficio es su transporte con temperaturas de refrigerador, de entre 2 y 8ºC, por lo que el traslado y mantención es más fácil. Es una vacuna más económica”, indicó.

¿Cuál es mejor?

De acuerdo a Fuenzalida, todo dependerá desde qué mirada se esté evaluando y a qué grupo etario. “Si las entregamos a un grupo de por ejemplo, adultos mayores, donde no se ha comprobado que realmente se produzca la inmunidad que se está buscando, no tiene sentido aplicarla, porque se va a estar perdiendo una vacuna y la persona va a quedar con la sensación de protección, y no será así”, aseguró.

“Se requieren más estudios en personas de más de 55-59 años, y ya comenzaron los estudios en personas de 12 a 16 años. Cuando ya se vea que es segura y produce la inmunidad, se probará en niños. Lo mismo pasa con las embarazadas”, precisó.

A su vez, la experta detalló cómo funciona la vacuna para personas con patologías o inmunodeprimidas, indicando que toda vacuna que ha llegado al país es con el virus atenuado, por lo que no se puede producir la enfermedad, en este caso el COVID-19.

“Para personas con alergias, se ha visto que en casos con antecedentes de alergias previas severas han mostrado una reacción al momento de ser vacunadas. En cualquier caso, se espera hasta 30 minutos para observar y ver que en casos que sea requerido, la persona tenga la medicación correspondiente”, agregó.

En la misma línea, la doctora Eliana Sánchez manifestó que es complejo comparar las tres dosis de vacunas, ya que han sido expuestas a diferentes ambientes y grupos.

Sin embargo, aseveró que todo dependerá del organismo de quien se aplique la vacuna. “Se relaciona a muchos factores: qué tanto se va a cuidar una persona, si tiene comorbilidades, si es inmunocompetente, si tomó corticoides inmunosupresores justo cuando lo vacunaron, si toma alcohol -que reduce la respuesta inmunitaria-, o si no usó mascarilla los primeros días post inoculación, ya que genera más riesgo de contagiarse antes que la respuesta inmunitaria se haya desarrollado, entre otros”, concluyó.