El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, autor de la teoría del Complejo de Edipo y Electra, postuló el siglo pasado que todo niño o niña pasa por un periodo en que experimenta atracción hacia su padre o madre, lo que le permite adaptarse a la jerarquía familiar y adoptar conductas propias de la figura materna/paterna rival.

Al adoptar esas conductas, comienzan a vincularse desde ahí con personas que posean rasgos similares a la otra figura. Y es que al parecer en nuestra infancia desarrollamos un mapa mental de manera inconsciente que nos puede acompañar hasta la adultez e, incluso, intervenir en las características que buscamos en una pareja ideal.

Según Freud, la tendencia indicaría que tratamos de elegir una pareja con rasgos/conductas similares a las del o la progenitora, o bien totalmente distintas.

Y es que de acuerdo a su visión, al cerebro le cuesta mucho abandonar patrones o hábitos -sean buenos o malos- que se adquirieron a lo largo de la vida, y que en muchos casos quedan marcados para siempre, lo que evidentemente afecta al ámbito sentimental.

Un postulado que comparte un reciente estudio desarrollado por psicólogos sociales de la Universidad de Toronto (Canadá), el que se basó en una muestra de 322 personas, de las cuales analizaron su comportamiento y forma de ser de las parejas del pasado y presente.

Publicado en el portal especializado Proceedings of the National Academy of Sciences, la investigación arrojó que la personalidad de las parejas actuales de los participantes tenía rasgos en común con la de compañeros o compañeras anteriores, lo que -en primera instancia- sugiere que, “puede que de verdad haya un tipo único de persona con el que acaba cada individuo. Aún en contra de las buenas intenciones y vivencias ‘tóxicas’”, señalan los autores.

Es común que cuando una relación termina, las personas atribuyen la ruptura a la personalidad de su expareja y deciden que necesitan salir con un tipo diferente de persona“, dice el autor principal Yoobin Park, estudiante de doctorado en el departamento de Psicología de la Facultad de Artes y ciencias en la Universidad de Toronto, sin embargo, “nuestra investigación sugiere que hay una fuerte tendencia a seguir saliendo con una personalidad similar“.

Los participantes en el estudio evaluaron sus propios rasgos de personalidad relacionados con la amabilidad, la conciencia, la extraversión, el neuroticismo y la apertura a la experiencia.

En esa línea, se les preguntó qué tanto se identificaban con una serie de afirmaciones como: “suelo ser modesto y reservado”, “me interesan muchas cosas diferentes” y “hago planes y los llevo a cabo”, y se les pidió que calificaran si estaban de acuerdo o en desacuerdo con cada afirmación, en una escala de cinco puntos.

El análisis de Park y Geoff MacDonald, coautor del estudio y profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Texas, dio cuenta que -en general- las parejas actuales de los individuos se describían a sí mismas de manera similar a las parejas anteriores.

El grado de coherencia de una relación a la siguiente sugiere que las personas pueden tener un ‘tipo’ definido“, indicó MacDonald. “Y aunque nuestros datos no aclaran por qué las parejas de las personas exhiben personalidades similares, cabe señalar que encontramos similitudes de parejas más allá de las similitudes con uno mismo”.

Por su parte, Park, indicó que “nuestro estudio fue particularmente riguroso porque no solo confiamos en que una persona recordara las personalidades de sus diversas parejas, sino que tuvimos informes de las propias parejas en tiempo real”.

Cómo utilizarlo a nuestro favor

Los investigadores sugieren que pese a estas coincidencias entre parejas pasadas y actuales, estos hallazgos pueden ofrecer formas de mantener las relaciones saludables y a las parejas felices.

“En todas las relaciones, las personas aprenden estrategias para trabajar con la personalidad de su pareja”, dijo Park. “Si la personalidad de su nueva pareja se asemeja a la personalidad de su expareja, transferir las habilidades que aprendió podría ser una forma efectiva de comenzar una nueva relación sobre una buena base“, agregó.

Por otro lado, Park señaló que las estrategias que las personas ponen en práctica para lidiar con la personalidad de su pareja también pueden ser negativas, por lo que no queda claro cuándo es una ventaja conocer a alguien similar a una expareja y cuándo no.

“Entonces, si descubre que está teniendo los mismos problemas en una relación tras otra, es posible que quiera pensar en cómo la atracción hacia los mismos rasgos de personalidad en una pareja, está contribuyendo a la consistencia de sus problemas“, indicó.

Estos patrones podrían romperse siempre y cuando la persona haga un trabajo de introspección, para detectar estos patrones y avanzar hacia una mejor valoración personal –evaluando sus propias cualidades, defectos y necesidades- para luego analizar lo que busca en una pareja y lo que no desea de la misma. Pedir ayuda a un o una terapeuta, sería el primer paso.