A más de un año del comienzo de la pandemia, las mascarillas, más que un accesorio de vestuario, se han transformado en un imperativo que, en palabras de las autoridades sanitarias a nivel global, pueden salvar vidas.

No tanto porque estas eviten que ingresen posibles contagio a los organismos, sino porque el portador positivo del SARS-Cov-19 que la lleve, podría (incluso los asintomáticos) impedir el traspaso de sus propios fluidos. De allí en más, han aparecido variaciones del barbijo: desde aquellas mascarillas clínicas corrientes de color celeste, hasta las transparentes de plástico que se usan en televisión.

Sin embargo, con los estudios que corren sobre la marcha, a fin de evitar la propagación del virus, varios han sido los mitos que han ido cayendo.

Uno de ellos, quizás el último en lo que a mascarilla respecta, apunta a aquellas que utilizan válvulas de salida de aire. Un ejemplo próximo de esto fueron las indicaciones que el gobierno español dio en septiembre pasado: esta clase de mascarillas permite la salida del aire de las personas que las usan y, en el caso de ser portador, la transmisión misma del virus.

Pueden ser las mascarillas egoístas, porque yo me protejo y los demás me preocupan poco”, resumió Fernando Simón, portavoz del ministerio de Sanidad español, sobre estos barbijos, según indicó BioBioChile.cl.

Pero la autoridad europea no fue la única que apuntó hacia esta clase de mascarillas. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) sugirió que su uso no era aconsejable en ambientes con grupos de personas como restaurantes, centros comerciales y supermercados. Como consecuencia, las aerolíneas American Airlines y Delta prohibieron su uso en cabina.

En la misma línea, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, en inglés) de Maryland, Estados Unidos, graficó el ejercicio de la “mascarilla egoísta”: mediante un video mostraron los alcances de aquellos cubrebocas con válvulas de aire. Matthey Staymates, ingeniero del Instituto, lo resumió así: “No uso una máscara para protegerme; la uso para proteger a mi vecino, porque (yo) podría ser asintomático y transmitir el virus sin siquiera saberlo. Pero si llevo una máscara con válvula, no estoy ayudando”.

Pero entonces, ¿para quiénes están hechas estas mascarillas?

El urgenciólogo y especialista de enfermedades infecciosas del Hospital del University College en Londres, Ben Killingley, precisó que aquellas mascarillas con válvulas “están reservadas para profesionales de la salud. El público ha tenido acceso a ellos, pero la recomendación para la gente es que utilice las mascarillas facioales quirúrgicas básicas y no este tipo de mascarillas que no brindan ningún beneficio añadido para ellos”. Además, los trabajadores de la salud que usen esta clase de cubrebocas tienen acceso a una mejor circulación del aire, junto con la regulación de la temperatura del portador.