¿Alguna vez te has preguntado por qué tu hijo escoge un determinado juego? ¿O sabes si prefiere jugar solo antes que con otros niños? Pues deberías estar al tanto, ya que a través de estas actividades los más pequeños muestran rasgos importantes de su personalidad.

La riqueza expresiva que demuestre, la cantidad de materiales que utiliza, la rigidez o flexibilidad en sus juegos podrían ser indicadores del modo de ser y de funcionar del menor, lo que también tiene directa relación con el apego que haya tenido con su figura cuidadora.

“Las teorías del apego plantean una suerte de construcción de identidad, que tiene que ver con la personalidad, con las primeras interacciones tempranas con tu figura cuidadora y que van dando cuenta de cómo tú vas entendiendo y construyendo el mundo“, dice a Página 7 Isabel Puga, vicepresidenta del Colegio de Psicólogos de Chile.

Y es que de acuerdo a la teoría de John Bowlby, existe una teoría en donde se pueden encontrar algunos de los tipos de apego en los niños, que propiciarían su manera de jugar.

El primero de ellos es el apego seguro, que es caracterizado por la incondicionalidad, es decir, el niño sabe que su cuidador no va a fallarle. Debido a esto es que los niños se sienten queridos, aceptados y valorados.

Son más integrados, tú ves que están coordinados en relación con otros y el tipo de juego que desarrollan es como un baile bien hecho”, resume la manera de jugar de estos niños Puga, quien indicó que dista mucho de los niños con el tipo de apego evitativo.

“Este tipo de niños, cuando juega, lo hace muy en el ‘deber ser’. Son capaces de jugar al doctor, a las tacitas muy ordenadamente. Juegan, ordenan, guardan y son capaces de jugar solos y siempre están contentos con lo que están haciendo“, agrega la especialista.

niño jugando
Pexels

Mientras tanto, también se encuentran los niños de tipo ambivalente, de acuerdo a la teoría de Bowlby, el cual se caracteriza por la inseguridad. “Cuando juegan, no tienen un orden, golpean las cosas, juegan con todos los juguetes y no logran organizarse, porque funcionan en base a sensaciones”, explica la psicóloga infantil.

Asimismo, Puga afirma que es importante analizar el juego de nuestros hijos ya que mediante esto, “uno puede saber si el juego va de acuerdo a su etapa de desarrollo, si es capaz de crear un juego creativo o está muy inhibido cuando juega con otros o si es capaz de compartir o está muy centrado en sí mismo”, añade.

¿Alertas?

Además, la experta asegura que existen algunas señales de alerta en el juego de nuestros hijos, que podrían indicar que algo no anda bien con ellos.

“Primero, es importante que tenga la capacidad de jugar y que tenga innovación, que no se quede pegado en el mismo juego. Segundo, que no sea capaz de jugar con otros niños, de compartir”, manifiesta Puga, haciendo hincapié en que esto tiene que darse a partir de los 7 años aproximadamente, ya que antes es normal que los niños no quieran compartir.

“Otra señal es cuando tienen muchos juguetes y no puede ordenar, organizar o construir un juego”, agrega, aunque finaliza diciendo que lo más importante es preocuparse de que los más pequeños disfruten a la hora de jugar.

“La principal señal de alerta es cuando no lo están pasando bien jugando, porque se supone que el juego es un momento de agrado, de diversión, de pasarlo bien, de bienestar y cuando hay molestia o se frustra, hay que poner ojo“, sentenció.