Algunos perros en determinadas situaciones tienden a comerse su propia caca o la de otros animales. Un comportamiento que además de ser desagradable para sus dueños, los debería poner en alerta pues el can podría tener algún problema de salud.

Esta práctica solo se podría considerar normal en una ocasión: cuando una perra recién parida se come las heces de sus cachorros para mantenerlos limpios y no atraer a depredadores por su olor.

Este comportamiento, llamado coprofagia, es poco frecuente en las mascotas y, por lo general, aparece por causas fisiológicas.

A los perros los olores fuertes les resultan atractivos y, por curiosidad, los olisquean y los comen. A algunos les parecen irresistibles las cacas de los herbívoros. Y en las casas en las que conviven perros y gatos, como los gatos ingieren comida con mayor cantidad de proteínas y su caca es más proteica, algunos canes se la quieren comer”, explicó la veterinaria Teresa Megía a The Huffington Post.

No obstante, en algunos ocasiones son los dueños que empujan este comportamiento, sobre todo en el caso de un perro nuevo en casa o en cachorros.

“Lo hacen por equivocación, por confusión en el proceso de aprendizaje de control de sus necesidades. Suele ser culpa de los dueños cuando les regañan por hacer caca dentro de casa. Ellos lo que creen es que lo que está mal es hacer caca, independiente del lugar en el que la hagan, por eso la hacen desaparecer para evitar el enfado del dueño“, afirmó la especialista.

Perro
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Además, estas conductas en un perro adulto podrían significar un manifiesto de enfermedades, como mala digestión o mala absorción de nutrientes, parasitosis o un déficit de nutrientes.

“Por ejemplo, una insuficiencia pancreática exocrina que le impide digerir bien los alimentos —además de hacer muchas cacas al día—. El organismo del perro es sabio, sabe que hay un problema e interpreta que tiene que volver a utilizar los excrementos. La comida no le está alimentando, así que se la come otra vez para ver si consigue que le alimente”, señaló Megía.

¿Cómo solucionar esta conducta?

Megía recomienda, en caso de perros adultos, consultar a un veterinario para que prescriba un tratamiento para solucionar esta patología. De esta forma, una vez curado, el can dejará de comer caca.

En el caso de los cachorros, la especialista aconseja dejar de regañarlo y premiarlo cuando haga las necesidades en el lugar que corresponda. “En el momento que vemos que se va a comer la caca, hay que distraerlo con algo que le llame más la atención, nunca regañarlo”, explicó.

Por último, aconsejó dejar de buscarle una causa “psicológica” a la coprofagia de la mascota. Es que “por aburrimiento, un perro puede hacer cualquier cosa. Si está solo mucho tiempo y aburrido, pues hará sus cacas y hasta que venga alguien y las recoja, puede que le dé por comerlas. Entonces no es problema del perro sino del dueño”, advierte Megía.