El concepto ‘sexting’ (sex + texting, en español sexo + textear) es un anglicismo que define el envío de mensajes sexuales a través de teléfonos móviles y que se practica desde tiempos en que ni siquiera existía tal denominación.

Pese a los riesgos que algunos expertos han señalado respecto a este intercambio de mensajes subidos de tono, lo cierto es que son millones de personas, de todas las edades, las que se han dejado tentar por esta práctica.

Y es que el poco tiempo que dejan las preocupaciones de la vida moderna para el ocio y la intimidad, es uno de los factores determinantes para este comportamiento, lo que se suma al desarrollo de nuevas aplicaciones de mensajería instantánea y citas.

Pero ¿nuestra forma de ‘sextear’ puede revelar la forma en que nos apegamos e interactuamos con nuestras parejas? Para el profesor británico de psicología de la Universidad del sur de Gales, Martin Graff, sí.

El académico e investigador indica -en una columna del portal especializado Psychology Today– que los autores Hazan & Shaver (1987) identificaron al menos tres formas amplias en que expresamos nuestro apego.

Apego seguro: personas que describen que una relación debe involucrar felicidad, amistad y confianza. “Me resulta relativamente fácil acercarme a los demás, y me siento cómodo dependiendo de ellos, y hacer que dependan de mí. A menudo no me preocupo por ser abandonado, o por que alguien se acerque a mí”, explica.

Apego evitativo: personas con miedo a la cercanía. “Me siento algo incómodo de estar cerca de los demás. Me resulta difícil confiar en ellos por completo, me es difícil permitirme depender de ellos. Estoy nervioso cuando alguien se acerca demasiado y, a menudo, mis parejas románticas quieren que sea más íntimo de lo que me siento cómodo”.

Apego ansioso: personas que describen una vida amorosa con extremos emocionales, preocupaciones obsesivas, el deseo de unirse con la pareja, el deseo de reciprocidad con la pareja y el amor a primera vista. “Me parece que otros son reacios a acercarse tanto como me gustaría. A menudo me preocupa que mi pareja no me ame o quiera quedarse conmigo. Quiero fundirme completamente con otra persona, y este deseo a veces asusta a la gente”.

sexting
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Dicho lo anterior, esta investigación sobre el estilo de sexting y el apego, manifestó que aquellos que envían mensajes sexualmente explícitos e intentan concertar un encuentro sexual de esta manera, tienden a mostrar ya sea estilos de apego evitativo o ansioso con sus parejas románticas.

Por otro lado, los autores Drouin y Langraff (2012) expresaron que las personas que tienen estilos de apego ansioso se involucran en una estrategia de hiperactivación, lo que quiere decir que buscan de manera compulsiva proximidad y protección.

En tanto, aquellas más cercanas a un apego evitativo, recurren al sexting como una estrategia de desactivación, que es satisfacer un deseo sexual pero sin mayor involucramiento emocional, lo que les permite mantener distancia de su pareja.

Sexting en relaciones estables

Respecto a la práctica de sexting en relaciones de parejas estables, un estudio reciente de McDaniel y Drouin (2015), investigó cómo se da el sexting en matrimonios en base a tres factores: frecuencia con la que se sexteaban, que fue menor a la de otros adultos jóvenes -solo 12%-; apego y sexting; y satisfacción de la relación y sexting.

Respecto al apego, determinaron para las mujeres, que el envío de fotos de desnudos o semidesnudos estaba relacionado con mayores grados de apego evitativo. No así para los hombres, cuya misma práctica se vinculó al apego ansioso.

Por último, sobre la satisfacción de la relación, el estudio no encontró ninguna relación entre el envío de mensajes subidos de tono y la satisfacción de la relación para hombres o mujeres. No obstante, sí determinaron que el envío de desnudos o semidesnudos, estaba relacionado con niveles más altos de incertidumbre en la relación tanto para hombres como para mujeres.

Resumiendo, podríamos decir que la forma en que nos comunicamos en el sexting -aun cuando no existe un mayor compromiso emocional con la otra persona- sí puede revelar más sobre nuestras relaciones y nosotros mismos de lo que creíamos.