La historia de Brent Bauer es realmente increíble. En junio de 2019 estaba en su casa ubicada en la isla de San Juan, frente a la costa de Seattle, limpiando el techo. Un mal movimiento lo hizo perder el equilibrio, por lo que terminó cayendo desde una altura de 7 metros. Así comenzaba un largo camino.

Lo que cuenta este hombre de 56 años es que en el aire, de manera milagrosa, logró girar para aterrizar de pie. Si bien esto le salvó la vida, de todas formas terminó con gravísimas lesiones.

Todo su cuerpo impactó sobre su talón izquierdo, que se rompió en 16 pedazos. Su talón derecho sufrió lo mismo. Luego el golpe lo recibió su pelvis, que se fracturó en tres partes, lo que también rompió varios vasos sanguíneos. Sus muñecas, sus brazos, pasaron por lo mismo.

Intentó ponerse de pie, pero su cuerpo colapsó. Inmediatamente después fue trasladado en helicóptero al Harborview Medical Center de Seattle, donde pasó varias semanas tratando de estabilizarse.

Incluso La revista National Geographic siguió esta historia.

Meses después, gracias un especial proceso de recuperación, pudo empezar a reparar sus huesos.

“Sabía que estaba en peligro de muerte (…) Lo predominante que he sentido desde entonces es la gratitud por estar vivo”, comentó Brent casi un año después del accidente.

El caso de hombre que quedó con el cuerpo destrozado y que se recuperó gracias a la realidad virtual
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¿Cómo pudo salir adelante?

En su juventud, Brent Bauer era escalador y volaba en parapente, por lo que muchas veces sufrió lesiones, pero ninguna se comparó a esta. El dolor era casi indescriptible.

Por ejemplo, para ajustar su pelvis, se le incrustaron clavijas de 15 centímetros. Varias semanas después de su caída sus huesos lograron recomponerse, por lo que llegó un momento en que debían retirárselas.

Aquí había dos opciones: usar el método tradicional y doloroso de anestesiarlo y quitarlas a mano, o ser parte de un procedimiento de investigación que incorporaba realidad virtual en vez de analgésicos.

Bauer aceptó y probó ambos métodos durante su tratamiento. Para el procedimiento alternativo utilizó el software SnowWorld, donde conectado a un casco de realidad virtual disparaba bolas de nieve. Esta ‘distracción’ permitía que el cerebro se concentrara en el juego en vez del dolor.

El primer tornillo fue sacado mientras el paciente jugaba, y el dolor según él, se redujo a la mitad. El segundo fue quitado de la manera tradicional, y el sufrimiento fue tanto que Bauer comenzó a llorar.

Terapia de reducción del dolor

Brent Bauer quedó fascinado con este proyecto, por lo que complementó su fisioterapia con la realidad virtual. Hunter Hoffman, científico investigador del Laboratorio de Fotónica Humana de la Universidad de Washington y que ayudó al paciente, explica que más que una distracción, la RV deshace los efectos psicológicos negativos.

Un juego que aumenta la dificultad a medida que pasan etapas permite trabajar la ansiedad, depresión, anticipación, trastorno de estrés postraumático (TEPT) de experiencias anteriores. Bauer hoy bien lo sabe.

Gracias a esto, tres meses después del accidente, el ahora jubilado puede ocupar sus brazos para levantarse, movilizarse en su silla de ruedas y hasta usar una caminadora: “Estoy muy bien ahora y me estoy recuperando rápido. En un par de semanas puedo empezar a sostener más peso y creo que eventualmente volveré a estar al 100%”, sentencia este hombre.

¿Será esta la medicina del futuro?