Daniela es una enfermera que por años ha vivido en el barrio Guadalupe de la ciudad de Santa Fe, Argentina. Desde que llegó la pandemia a ese país, ella ha trabajado arduamente en un servicio de salud privado con pacientes COVID-19.

Eso al parecer no fue del gusto de sus vecinos, con quienes nunca había tenido problemas hasta ahora. Y vaya qué problemas, pues según reportó el medio local Aires de Santa Fe, las amenazas para que se vaya el barrio afectaron hasta a sus mascotas.

Y es que Daniela denunció que su perra y gato murieron luego que unos vecinos le tiraran carne con vidrios al jardín de la casa. Poco antes de eso había encontrado un cartel afuera de su casa pidiéndole que tenía pocos días para irse del lugar.

Lo irónico es que, según la mujer, antes de la pandemia siempre estuvo disponible para ayudar a sus vecinos cuando necesitaban algo, pero desde que empezó el confinamiento las cosas cambiaron. “Toda la vida ayudé a mis vecinos, me llamaban a cualquier hora para que les tome la presión, para que les coloque inyecciones y siempre estuve dispuesta. Cuando empezó la cuarentena me encontré con un cartel diciéndome que me vaya porque iba a infectar a todo el barrio”, relató.

Fue su hijo de 23 años el que se percató de la situación de las mascotas, pero no pudieron hacer nada y tras agonizar largas horas, los dos animales fallecieron.

Solo se quedó con un perro llamado Junior que, debido a su avanzada edad, nunca salía al patio, por lo que no probó ese alimento. “Uno estudia para hacer un bien, es muy doloroso lo que hicieron por ignorancia, por maldad. Nuestros animales eran nuestra vida“, se lamentó.

Si bien los hechos ocurrieron a comienzos de abril, la enfermera quiso darle a conocer ahora para crear conciencia respecto a los límites que pueden traspasar las personas en su irracionalidad y temor. “Jamás me hubiera imaginado vivir algo así, fue un dolor muy grande“, concluyó.