El nombre de ‘Jack, el destripador’ es por lejos uno de los más reconocidos en el ámbito policial y criminal. La historia cuenta los casos ocurridos en el antiguo Londres, donde un hombre se hizo conocido por sus brutales crímenes.

Todo data de unos hechos ocurridos en 1888, pero ha pasado tanto tiempo que para muchos puede ser difícil distinguir qué es lo real y lo ficticio, pensando en las obras literarias que se han creado a partir de este caso.

Veamos primero los hechos. Fue a fines del siglo XIX que en el barrio londinense de Whitechapel se comenzó la investigación de un asesino en serie que tenía como víctimas a prostitutas. Al menos cinco cuerpos se encontraron con las mismas heridas: cortes en la garganta, mutilaciones en las áreas genital y abdominal, extirpación de órganos y desfiguración del rostro.

Esta es la base del caso, pero en más de 100 años de investigación aún no hay una respuesta absoluta respecto a quién era y por qué hacía esto. Una persona autorizada para hablar del tema es el abogado y ripperólogo (especialista en la historia de Jack), Gabriel Pombo, quien lleva más de una década investigando estos crímenes. De hecho, ya ha escrito dos ensayos y una novela al respecto.

En conversación con el portal Muy Interesante, Pombo partió de la base de que tal vez como muchos piensen, Londres no estaba pasando por una época oscura. Muchas películas ambientadas en este tiempo tienen neblina y lo lúgubre como ingrediente principal, pero según el investigador, estos años fueron muy tranquilos en esta zona del país.

Por lo mismo, a la policía la resultaba sorprendente que algo así pudiera ocurrir.

Lo que permitió este caso, fue dar cuenta que sí existía una zona de Londres, en pleno gobierno de la reina Victoria, donde primaban las desigualdades sociales, la pobreza y la prostitución desenfrenada.

Los llamados ‘asesinatos canónicos’

A la fecha, solo se consideran cinco asesinatos como obra de Jack, el destripador, pero en ese tiempo, ocurrieron al menos 11 homicidios contra mujeres en similares características. Sin embargo, como en cinco de ellas las heridas eran las mismas, fue que se le dio la autoría a este asesino.

Sin embargo, los llamados ‘asesinatos canónicos’ asociados a este personaje, terminaron a fines de 1888. Si bien hubo otros crímenes, ninguno se pareció a los primeros. ¿Qué pasó con el asesino? Nunca se supo. Se especuló que murió, que fue arrestado o que, incluso, había dejado el país.

“Haber sido un criminal anónimo y no capturado ayudó a difundir su carácter mediático, y dio lugar a la fuerte mitología y leyenda que fomentó la fantasía generada en torno a este personaje. Pero, evidentemente, que se trate de un victimario no capturado y anónimo no es lo único que justifica la industria creada a partir de él”, detalla Gabriel Pombo, a propósito de todas las teorías creadas a partir de esta figura.

Los secretos del enigmático caso de Jack, el destripador
ARCHIVO

Ahora bien, ¿cómo fue que se hizo conocido el nombre de ‘Jack, el destripador’, si nunca se supo quién era? El abogado uruguayo detalla que los autores del libro Cartas desde el Infierno, que incluye los textos que enviaba el asesino a la policía, no tenían ningún tipo de nombre real o en clave.

Ante este escenario, fue otro sector el que le dio el reconocido alias a este célebre criminal: “La inmensa mayoría de las cartas son apócrifas y el sobrenombre, con seguridad, fue un invento de la prensa. La única misiva que se pondera como de posible creación del matador es conocida por su encabezado ‘From Hell’ (Desde el Infierno), aunque en ella no se menciona el mote ‘Jack, the Ripper'”.

Por lo mismo, según los estudios del investigador, pese a que muchos podrían pensar que se trata de un muy acucioso criminal, en realidad guarda las condiciones de alguien mucho más simple.

“Creo que Jack, el destripador no debió ser un individuo extraordinario, ni dotado de condiciones socioeconómicas demasiado favorables. Se trataría de un poblador del este de Londres. No debió ser ningún bruto ignorante, sino que contaría con una inteligencia superior a la media”, sentencia el especialista.

En su momento se habló que el polaco Aaron Kosminski era el hombre tras los crímenes, en base de unos exámenes de ADN, pero la comunidad científica todavía debate respecto a esta posibilidad, por lo que aún no está confirmado.

De hecho, dentro de sus estudios queda en evidencia que Jack no mataba de lunes a viernes, solo los fines de semana, porque muy probablemente trabajaba los otros días. Además, era alguien que conocía el sector de Whitechapel, por lo que se le hizo fácil escapar de la policía.

Con todos estos antecedentes, es que se dictamina que la historia de Jack, el destripador, es sin duda una historia que hasta hoy no tiene solo una explicación.