Verónica Vargas es una sicointensivista del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, que atiende a pacientes críticos de COVID-19. Su rutina es atender, en la misma sala UCI donde se encuentran, al menos a cinco personas en sesiones de 45 minutos.

“Mi labor es que vuelvan a contactarse con su vida y familia, y evaluar cómo sostiene de a poco las ventanas (etapas) de desconexión del ventilador mecánico”, contó a LUN.

“Cuando llego donde el paciente le pregunto cómo se siente y cómo llegó ahí, para evaluar su estado cognitivo, estado de presentación de sí mismo y si es que lograr elaborar un discurso adecuado. Es toda una evaluación más neuropsicológica de conciencia, atención, orientación tiempo y espacio, y de memoria, todo usando su discurso“, expresó Vargas.

También evalúo funciones ejecutivas, veo cómo está su estado de alerta, su procesamiento de información, la velocidad de de pensamiento y cómo regula emocionalmente lo que está detallado”, agregó.

Nivel de estrés de un paciente UCI por COVID-19

Imagínate que cuando entran vienen ya con estrés respiratorio, después los tienen en posición prono, boca abajo, y deben soportar eso sin moverse mucho porque generaría, además, un estrés físico“, explicó.

Si esta posición no funciona, los conectarán a un respirador mecánico, proceso que sucede cuando están despiertos. “Les ponen un tubo en la tráquea para conectarlos a un ventilador y todo ese proceso lo viven en vigila, también cuando comienza la traqueotomía y luego la sedación. Cuando se despiertan después, además, estás confuso”, añadió.

Una vez despiertos el paciente no sabe dónde están, tampoco qué fue los que les pasó. “Están desorganizados, desorientados, no logran conservar la información que ingresa, lo que nosotros denominamos delirium. Algunos despiertan agitados y otros hipoactivos, lo que quiere decir que duermen gran parte del día”.

Por ello, su trabajo consiste en orientarlos y ayudarlos a “conectarse con su sistema de vida y evitar cualquier comorbilidad emocional, que sería alguna patología emocional post UCI, como ansiedad, depresión y estrés postraumático“.

Y en casos que los pacientes no presentan mejoría Vargas ayuda a la familia en este proceso. “Cuando el paciente está falleciendo yo esoty en sala con ellos, pero me mantengo a distancia. Si alguno de ellos entra en crisis, yo intervengo“.