No es novedad que el sobrepeso y obesidad es una problemática muy preocupante en Chile, y las cifras no dan tregua, especialmente respecto a los más pequeños.

De acuerdo a los datos revelados en 2019 en el Atlas Mundial de la Obesidad Infantil, se predice que en 2030 más de 744 mil menores de 19 años serán obesos, según consignó BioBioChile.

En tanto, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) develó con su Mapa Nutricional que el 60% de los niños de quinto básico tiene sobrepeso u obesidad. Esta tendencia se acerca a los niveles más bajos, como prekinder, kinder y primero básico.

En este complejo contexto, una forma de combatir la obesidad es optar con una alimentación saludable y realizar actividad física. Pero también hay otros factores que pueden aportar a esta lucha desde una temporada edad.

En un reciente estudio realizado por investigadores de la Asociación Americana del Corazón, dejar que los mismos niños sean quienes elijan sus porciones de comida ayuda a evitar que sean obesos en el futuro.

Dicho estudio, publicado en la revista científica Journal of the American Heart Association, los autores afirmaron la mayoría de los niños tienen la habilidad innata de parar de comer cuando están satisfechos.

Sin embargo, esta habilidad se ve estropeada cuando los padres los presionan a seguir comiendo, perjudicando así su de discernir entre estar “lleno” o aún tener hambre, de acuerdo informó BioBioChile.

“Los padres y cuidadores deberían considerar la creación de un entorno alimentario positivo centrado en hábitos alimenticios saludables, en lugar de centrarse en reglas rígidas sobre qué y cómo debe comer un niño”, explicaron.

Sobre este punto, los investigadores indicaron que es fundamental que los adultos proporcionen no solo alimentos saludables, sino que también horarios constantes para las comidas, según consignó el portal ABC.

De esta forma, los niños pueden elegir qué y cuánto quieren comer entre las opciones que les tienen. Después, los adultos tienen que poner atención a las señales que dan los más pequeños cuando se muestran satisfechos, para así evitar presionarlos.

“Un entorno alimentario autoritario no permite que un niño desarrolle habilidades positivas para tomar decisiones y puede reducir su sentido de control, procesos importantes de desarrollo para los niños”, añadieron.

Por último, los investigadores explicaron que un enfoque autoritario puede derivar a que los niños coman cuando no tienen hambre y, además, que consuman alimentos no saludables “que probablemente son más altos en calorías, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad”.