En el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19, el uso de ventiladores mecánicos en pacientes críticos es recurrente y la intubación se ha convertido en un proceso clave para salvar la vida de personas.

Lo hemos visto en cientos de películas y teleseries, pero lo cierto es que esta técnica tiene varios detalles que muchos desconocen y, por lo tanto, no toman conciencia sobre lo que implica este proceso, el cual en algunos casos puede traer consecuencias irreversibles.

Dr. Alejandro Guerra, médico coordinador de Unidad de Paciente Crítico de Clínica Ciudad del Mar, conversó con Página 7 sobre este tema y catalogó la intubación como un “procedimiento invasivo”.

Todo comienza con un aparato metálico llamado laringoscopio para “abrir la boca, un poco a la fuerza, hasta poder ver el fondo de la garganta, levantar la mandíbula un poco más arriba y ver las cuerdas vocales”, detalló el doctor.

Pixabay (CC)
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“La técnica es un poco agresiva”, contó Guerra, añadiendo que entre medio de las cuerdas vocales se ubica el tubo plástico, el que mide aproximadamente unos 35 centímetros, por lo que el paciente debe ser sedado para evitar reflejos de náuseas y vómitos.

Según explicó el médico, esto ocurre porque el tubo queda en contacto permanente con la garganta. “Es la misma sensación de tener un pedazo de carne atorado y no poder sacártelo (…) Es una sensación incómoda y desagradable”, contó.

Por todas estas razones, los pacientes que están intubados deben alimentarse mediante una sonda nasogástrica o, en casos más críticos, por gastrostomía, Además, deben permanecer sedados, algunos en mayor nivel que otros, todo depende de su gravedad.

Agencia UNO | Contexto
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En medio de la pandemia, el especialista señaló que han debido utilizar sedantes más fuertes, en comparación a los que usan de forma habitual, como los bloqueadores neuromusculares. “Estos no adormecen, sino que le quitan a los músculos la capacidad de moverse (…) En el fondo provocan parálisis muscular”, agregó.

Extubación

Es cuando se sale de la intubación y es el primer paso para lograr una recuperación, y este no está exento de complicaciones.

En este punto, los sedantes se suspenden y los pacientes deben estar despiertos al momento de extraer el tubo, pues los médicos deben asegurarse de que puedan respirar por sí mismos.

“A veces las personas se despiertan primero antes que puedan respirar solas. Eso hace que algunos deban pasar 1, 2 o 3 días en este proceso de ir despertando progresivamente hasta recuperar completamente la capacidad de respirar”, añadió.

De acuerdo al médico, dicho proceso se alarga en pacientes que han estado sedados con medicamentos fuertes. Estos atrasan no solo el despertar, llevando incluso a algunos a un delirio momentáneo, sino que también podrían hacer más lento el proceso de rehabilitación.

Rehabilitación

Tras estar intubado, el proceso no es solo despertar, que saquen el tubo y puedas regresar a tu casa sin mayores indicaciones. Como comentó el doctor, este es un procedimiento invasivo y es necesaria una rehabilitación.

Entre los profesionales que contempla esta rehabilitación están los kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales.

Paula Bahamondes, fonoaudióloga y coordinadora del área de Fonoaudiología de la Clínica Vespucio detalló a Página 7 que su principal labor en la rehabilitación está enfocada a tratar problemas de voz (disfonía) y de deglución (disfagia).

Una vez que el paciente es extubado, los fonoaudiólogos deben evaluar si presenta algún trastorno de la deglución, pues después de pasar por este proceso no siempre pueden volver a comer mediante la vía oral.

Aquí es fundamental pesquisar estos trastornos, pues una mala forma de alimentación podría provocar una neumonía aspirativa, que es cuando la comida, saliva, agua u otra sustancia se va a los pulmones, lo que puede provocar la muerte.

“Tras la extubación la musculatura queda comprometida y estará más débil, por lo tanto, hay que ‘aprender a comer de nuevo’. Esto quiere decir rehabilitar los músculos que están implicados en el proceso de la alimentación y de la deglución, como la musculatura de lengua, labios, mejillas, la musculatura faríngea y la laríngea, principalmente”, precisó la profesional.

Por último, respecto a problemas de voz, Bahamondes señala que los pacientes pueden quedar con algunos trastornos. “Algunos antecedentes señalan que el 40% de los pacientes, incluso más, pueden quedar con algún tipo de disfonía”, explicó.