En la batalla contra el coronavirus, los que están en primera línea son los funcionarios médicos, a quienes la población ha reconocido y homenajeado tan sacrificado labor en la emergencia sanitaria mundial.

Uno de estos “héroes” es Julio Ruiz Palomino, un alergólogo de 48 años, que trabaja en Urgencias Médicas de Madrid (España) y atiende a pacientes graves por coronavirus.

Como su día a día está ligado a tratar gente con síntomas del virus, Ruiz ha decidido mudarse a una casa rodante para tomar distancia y así evitar infectar a su esposa Susana y a sus dos hijos, Rodrigo (13) y Alberto (10).

Tengo miedo, he visto muchos compañeros contagiados, hay mucha gente joven afectada. No pienso en mí, sino en qué será de mis hijos”, dijo al medio ABC.

La decisión la tomó luego de darse cuenta que el COVID-19 también afectaba gravemente a las personas jóvenes. Entonces, armó su bolso y estacionó el vehículo frente a su casa.

A pesar de la cercanía, el médico no permite que su familia se acerque, por lo que se comunican desde lejos o por videollamadas.

Para el profesional, el sistema de salud en su país está colapsado y contó que ha tenido que ver varios casos dramáticos. “Da igual el estatus, el mucho o poco dinero que tengas, el coronavirus no entiende de clases sociales“, comentó.

Se me muere la gente en los brazos (…) Tienes tres personas y un solo ventilador, ¿A quién se lo das? Nos vimos sujetos al uso de un criterio para decidir”, expresó el Ruiz.

Y agregó: “Recuerdo a una mujer mayor que me dijo temblando: ‘Haz lo que puedas, yo lo entiendo’. Solo me pidió que llamara a su hijo para despedirse de él por videollamada. ‘No llores’, le pedía ella”.