Para nadie es un misterio que el uso del celular se ha convertido en parte de la vida. Todos tienen uno, incluso niños pequeños lo usan y lo saben manejar mucho mejor que un adulto, pero… ¿es recomendable que los menores pasen horas frente a una pantalla?

Para ahondar en el tema conversamos con el psicólogo Luis Pino, quien señaló a Página 7 que existen muchos efectos negativos en el niño cuando utiliza excesivamente un aparato digital.


 
El experto sostuvo que la manera en que afecta puede ser bastante diversa, “pero en términos globales pueden ser aislamiento y efectos asociados a las habilidades comunicativas luego del excesivo uso. Podemos encontrar alteración del sueño, ansiedad, soledad, algunas alteraciones asociadas al lenguaje y vamos a ir en escalada teniendo algunas modificaciones conductuales interpersonales, que van desde conflictos asociados a la obediencia, el impulso, o conflictos escolares y rendimiento académico”.

Sin embargo, el especialista es enfático en precisar que todos estos efectos “dependen del tipo de niño. No es un regla, hay que pensar en el contexto en cual vive: la crianza, la familia y también en el sistema educativo en el cual se encuentra. Hay un alto riesgo cuando los padres utilizan el celular para que el niño se calme, esto es altamente dañino en la medida que estamos reforzando esta conducta”.

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Pino sostiene que entre las problemáticas del excesivo uso del teléfono en los menores de edad podemos “encontrar agresividad, sensibilidad respecto a ciertas condiciones ambientales y juicios de otras personas. El uso de celulares significaría perder la confianza en los adultos protectores, incurrir en grupos a través de Internet, en los cuales podríamos encontrar personas que son abusadores. Pero también podemos señalar que una de las principalmente problemáticas es el aislamiento social”.

¿Que deberían hacer los padres para disminuir el uso del celular?

El académico de la Universidad de Las Américas asegura que logrando realizar alguna actividad que sea del agrado del menor, se conseguirá disminuir su uso. Eso sí, recalca que este tema es un desafío para los padres, ya que deben entender los gustos de sus hijos.

“Los celulares son una herramienta, por lo tanto lo que debieran hacer los padres es desarrollar una disciplina y organizar los horarios, no ver el celular como una herramientas para estudiar, sino que en definitiva el uso debe estar mediado y organizado, en donde el niño sea capaz de postergar el placer y administrar el ocio”, indicó Pino.

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El experto asegura que “la estrategia para los padres es buscar algo que a los niños les guste. Vas a descubrir lo que le gusta a tu hijo y al mismo tiempo te haces presente en el mundo de ellos, mejorando el vínculo. Cada familia puede descubrir qué cosa le hará mejor, pero hay un elemento transversal: cualquier tipo o acción lúdica son actividades que pueden realizar complementario al celular, la idea es que la alternativa provoque mayor satisfacción que el uso del celular, y ahí está el desafío”.

En cuanto a la edad recomendable para utilizar un aparato digital, Pino sostiene que “un niño de 0 a 2 años está en pleno desarrollo encefálico, por tanto se sugiere el no uso de celulares. Luego de los años comenzar a regular el uso paulatino”.

¿Provoca el uso del celular adicción igual que las drogas?

En el último tiempo se ha hablado de que el celular provocaría lo mismo que las drogas en las personas, es decir, dependencia. En este sentido, Luis Pino indicó a Página 7 que “se ha declarado en los últimos estudios considerar el uso compulsivo de celulares como una adicción, pero como todas las adicciones, es algo que requiere de nuevas investigaciones para declarar cuáles serían los perfiles”.

No obstante, para finalizar el experto indicó que es importante decir que “vamos a estar hablando de una adicción, en este caso similar a las drogas, porque vamos a presentar un uso compulsivo de la conducta del uso del celular, en donde el modus cotidiano va a implicar una sintomatología ansiosa en la persona o síndrome de abstinencia, incluso iría desde ansiedad, pensamiento de descontrolo y temblores”.

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