Hace seis años la vida del cirujano vascular, Juan Pablo Moreno, estuvo a punto de dar un vuelco en 180 grados, tras tener un descuido en una operación. El especialista del Hospital Clínico de la Universidad de Chile estaba en medio de un procedimiento de una persona con VIH, cuando pasó a llevar su guante.

“Estaba operando a un paciente en etapa SIDA. Le abrí el pecho para ver una de sus arterias y me rasguñé el guante con  con el hueso de la costilla”, señaló Moreno a Las Últimas Noticias.

Tras ese accidente, el médico se dirigió de inmediato a la Mutual de Seguridad. “Me hicieron un test de VIH más otros exámenes y me dejaron un mes tomando antiretrovirales. Eran como ocho pastillas al día, sumando un Omeprazol para afirmar la guata. Nunca me había sentido tan enfermo en mi vida: sentía dolores gastrointestinales, náuseas, estaba decaído. Lo pasé muy mal”.

Afortunadamente, después de estar un mes en tratamiento, Moreno se realizó un segundo test de VIH y resultó negativo, por lo que el cóctel de pastillas que tuvo que tomar permitió que el virus no llegara a su organismo celular.

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento que recibió el cirujano vascular se llama Profilaxis Posexposición (PEP). Según sostuvo a LUN el infectólogo de la Clínica Las Condes, Rodrigo Blamey, “como existió un contacto real con el virus, el objetivo de esta terapia consiste en evitar que la infección se quede en el individuo”.

Moreno actuó a tiempo, ya que el límite para poder eliminar el virus del cuerpo es de 48 horas. Asimismo, Blamey precisó que “las drogas” que tuvo que tomar el médico “buscan inhibir la replicación del virus al bloquear enzimas”.

Según señalan en la página del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. “la profilaxis posexposición (PEP) significa tomar medicamentos contra el VIH poco tiempo después de una posible exposición al VIH para prevenir la infección por tal virus”.

En la misma línea, añaden que el tratamiento “se ha creado con la intención de emplearlo en situaciones de emergencia. No se destina como uso regular por las personas que pueden estar expuestas al VIH con frecuencia. La PEP debe iniciarse dentro de las primeras 72 horas (los primeros 3 días) después de una posible exposición al VIH. De hecho, cuanto más pronto comience después de una posible exposición al VIH, mejor será”.