Un turista italiano llegó solo a un restaurante en la isla española de Fermentera, se pidió una mesa con vista al mar y comenzó a ordenar los mejores platos de la carta.

El hombre pasó horas comiendo mariscos, sumando en su cuenta un consumo de alrededor de 300 mil pesos. Hasta ahí, bien; todo el mundo tiene derecho a darse un gusto de vez en cuando. El problema fue que el hombre no tenía ni un solo billete para pagar por todo lo que había ordenado. Terminó yéndose detenido.

De acuerdo con la información entregada por el medio español El Mundo, a los camareros del local ‘Es Molí de Sal’ les llamó la atención que el sujeto era “enorme, de un volumen descomunal”, por lo cual imaginaron que satisfacer su hambre iba a constituir un arduo trabajo para el personal. En ese momento, no imaginaban que les podría dar otro tipo de problemas.

El turista pidió dos tablas de ostras para comenzar, luego dos platos de pasta y dos bandejas de surtido de mariscos fritos. Adicionalmente, acompañó su merienda con varias botellas de vino. Cuando acabó con su banquete, no pidió la cuenta; cuando se la ofrecieron los garzones, simplemente dijo que no tenía dinero para pagarla. En vez de la boleta, lo que llegó a su mesa fue un patrullero de la Guardia Civil.

Pensó que le íbamos a dejar marchar para evitar un escándalo, pero se equivocó de sitio“, fue lo que dijo Juan Yern, propietario del restaurante, que es uno de los más exclusivos del Mediterráneo.

Cabe señalar que según el Código Penal en dicho país, es considerado delito leve de estafa si es que lo que queda debiendo no supera los 400 euros (300 mil pesos aproximadamente) , lo cual tiene una módica multa asociada. Sin embargo, el hombre “se pasó con las ostras, calculó mal, si hubiera pedido una bandeja menos se habría quedado en delito leve“, explicó Yern. El jueves pasado, el hombre fue puesto a disposición judicial, donde quedó momentáneamente en libertad con cargos.