La vida sexual no es exclusiva para los jóvenes y uno nunca deja de conocer su cuerpo y a su pareja. Si bien las estadísticas revelan que casi el 40% de los adultos de más de 60 años disminuye su actividad sexual, llegando algunos a convertirse en abstinentes, no podemos olvidar los beneficios que trae esta actividad.

Los especialistas concluyen que estos no solo son físicos, sino que además contribuyen al bienestar emocional.

Miguel Seminario, urólogo de Clínica Indisa, explica que “la sexualidad es inherente al ser humano, desde que nace hasta que muere, y es responsabilidad de todos promover la salud sexual a cualquier edad”, hay que perder el pudor, trabajando la confianza y las ganas de seguir disfrutando de la vida sexual”.

En este sentido, dio a conocer los beneficios que esta nos trae.

Neurofisiológicos: placer y recompensa

Aumenta la dopamina liberada durante el orgasmo.

Incrementa la oxitocina (la hormona del apego) y fomenta la vinculación, en una etapa en que se necesita bastante.

Incrementa la testosterona, tanto en el hombre como en la mujer, con todos sus beneficios asociados.

Mejora el nivel de bienestar, favoreciendo el fortalecimiento del sistema inmunológico y disminuyendo la vulnerabilidad propia del envejecimiento.

Personales: psicológicos y cognitivos

● Aumenta la vinculación y reduce la sensación de soledad propia del envejecimiento.

Mejora el sentimiento de intimidad, la comunicación y la vinculación con la pareja, aspectos que se pueden perder con tantos años de convivencia.

Aumenta la autoestima y la sensación de calidad de vida.

Conductuales / emocionales

● Aumenta el movimiento corporal y, por lo tanto, mejora el ánimo, contribuyendo a disminuir el riesgo de depresión.

● Mejora la actividad cardiovascular que se deteriora con los años, ya que es un ejercicio aeróbico.

● Mejora la sensación de bienestar y las emociones positivas al ser una actividad recreacional asociada al placer.

● Aumenta el nivel de satisfacción de vida que conlleva la actividad física.

Estos beneficios son reales y las últimas investigaciones “revelan que muchas personas adultas pueden disfrutar de una vida sexual activa, a pesar de los problemas o limitaciones que se presentan”, ya que después de los 60 años el cuerpo puede estar en otra etapa hormonal, explica el doctor.

En el caso de las mujeres hay que estar atentos con la menopausia. “En este punto, existen cambios orgánicos y fisiológicos, debido a la disminución considerable de estrógenos y algunos andrógenos que se relacionan directamente con la función y la respuesta sexual, la pérdida de deseo, la resequedad vaginal o disfunción lubricatoria”, puntualiza el especialista.

El hombre, por su lado, sufre de hipogonadismo, conocido como andropausia. Según el doctor Seminario “en esta etapa ocurre la disminución progresiva de la testosterona, que regula tanto el deseo sexual como la capacidad biológica para la función sexual, pudiendo afectar especialmente la capacidad de erección y sus implicaciones”.

De todas maneras, estas dificultades se pueden tratar consultando a un médico especialista. “Finalmente, no se puede considerar ninguna desventaja en una vida sexual activa después de los 60 años, por el contrario, la recomendación sería promoverla, partiendo por los múltiples beneficios que genera”, puntualiza el doctor Miguel Seminario.