En medio de la celebración de Semana Santa, los cristianos de todo el mundo se disponen a vivir las distintas liturgias propias de esta fecha, que terminan con la celebración de la misa de resurrección, en domingo santo.

Para estas misas, los sacerdotes y diáconos preparan las lecturas para recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Todo estos textos son sacados de los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que son incluidos en el Nuevo Testamento.

Sin embargo, pocos saben que hay varios evangelios que no fueron incluidos en la Biblia, y que cuentan más detalles de la vida de Cristo. Estos son conocidos como los apócrifos, y que son justamente textos que fueron suprimidos del ‘libro sagrado’ del Cristianismo.

Aunque uno pueda pensar que esto parece casi conspirativo, son textos que en realidad existen. Si nos vamos al año 312, cuando el emperador Constantino se convirtió al Cristianismo, él quiso unificar su imperio a través de un texto para así estandarizar las doctrinas cristianas. De esta forma se seleccionaron los textos que hoy conocemos del Nuevo Testamento.

Ahora bien, ¿cuáles son estos evangelios apócrifos? Según lo consignado por el portal de National Geographic, son varios los textos que detallan más datos sobre la vida de Jesús y de la formación de la iglesia católica.

Evangelios apócrifos: las historias de Jesús que no fueron incluidas en la Biblia
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Por ejemplo, y a propósito de la Semana Santa, en el evangelio de Nicodemo se proporcionan detalles de los nombres de los malhechores que acompañaron a Jesús en la cruz o la historia del centurión romano que le entierra una lanza en el costado a Jesús en la cruz.

En tanto, en el evangelio de Judas, se describe a este discípulo como uno de los más cercanos a Cristo. Él habría recibido órdenes explícitas de entregar a su maestro a los romanos, por lo que en realidad solo habría estado cumpliendo con su tarea, y no fue un traidor. Esto marcaría una diferencia con lo que aparece en la Biblia, donde se le menciona como una persona ambiciosa.

Quien también tiene sus propios textos es Pedro, uno de los apóstoles más queridos de Jesús. En sus escritos, aparecen detalles desconocidos respecto al día de la resurrección de Cristo.

Empero, en la noche tras la cual se abría el domingo, mientras los soldados en facción montaban dos a dos la guardia, una gran voz se hizo oír en las alturas.

Y vieron los cielos abiertos, y que dos hombres resplandecientes de luz se aproximaban al sepulcro.

Y la enorme piedra que se había colocado a su puerta se movió por sí misma, poniéndose a un lado, y el sepulcro se abrió. Y los dos hombres penetraron en él.

Y, no bien hubieron visto esto, los soldados despertaron al centurión y a los ancianos, porque ellos también hacían la guardia.

Y, apenas los soldados refirieron lo que habían presenciado, de nuevo vieron salir de la tumba a tres hombres, y a dos de ellos sostener a uno, y a una cruz seguirlos.

Y la cabeza de los sostenedores llegaba hasta el cielo, mas la cabeza de aquel que conducían pasaba más allá de todos los cielos.

Y oyeron una voz, que preguntaba en las alturas: ¿Has predicado a los que están dormidos?

Y se escuchó venir de la cruz esta respuesta: Sí.

También existe el evangelio de María Magdalena, texto que potencia la idea del importante rol que tuvo esta mujer en la edificación de la iglesia. De hecho, se menciona a este personaje como una discípula de Jesús y testigo de los momentos más importantes de la pasión de Cristo.

Por ejemplo, al momento de la crucifixión, en su capítulo se explica que el resto de los apóstoles huyen producto del miedo. Sin embargo, las mujeres más cercanas al ‘hijo de Dios’ se quedan en el monte calvario e incluso posteriormente, son las primeras en ver a Jesús resucitado.

En uno de los pasajes de los textos de María Magdalena, se específica que Pedro la veía como un rival, ya que notaba la especial conexión que tenía con su ‘maestro’, especialmente el día de la resurrección: “Pedro respondió hablando de los mismos temas y les interrogó acerca del Salvador: ‘¿Ha hablado con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de modo que todos debamos volvernos y escucharla? ¿Es que la ha preferido a nosotros?’. Entonces María se echó a llorar y dijo a Pedro: ‘Pedro, hermano mío, ¿qué piensas? ¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma o que miento respecto al Salvador?'”.

Estos son solo algunos de los momentos que se incluyen en los evangelios apócrifos, que en realidad abarcan más de 50 textos de diferentes autores que hablan de cosas poco conocidas de la vida de Cristo. De hecho, varios de estos pasajes dan detalles de cómo fue la infancia y juventud de Jesús, uno de los misterios más grandes en la Biblia.