El estreno de la serie documental de Netflix sobre Madeleine McCann ha reflotado una cantidad importante de teorías, relatos y aspectos desconocidos sobre el emblemático caso de desaparición.

En este contexto, su familia ha sido un foco de atención principal, particularmente sus padres, Gerry y Kate McCann. Esta última escribió en 2011 el libro Madeleine: la desaparición de nuestra hija y la búsqueda continua de ella, donde relata un crudo momento que vivió a los días de que se le perdiera el rastro a su pequeña.

Resulta que la mujer escuchó, por accidente, una estremecedora conversación de la policía que apoyaría su tesis de que Madeleine fue raptada.

Kate escuchó que el departamento del resort donde alojaban, era considerado un “objetivo principal” para los delincuentes debido a su ubicación en el primer piso. Contrario a lo que ellos pensaban, pues cuando llegaron al balneario, estaban muy felices de ubicarse en la planta baja ya que tenían una gran vista al jardín y las otras instalaciones del recinto.

Aunque envidiaba a David y Fiona (los amigos que estaban de vacaciones con ellos) por su vista al mar, estar en la planta baja significaba que no teníamos que preocuparnos por la seguridad de los niños en un balcón“, explicó allí.

Esta opinión cambió totalmente cuando escuchó la conversación entre dos agentes que buscaban a la menor. “Más tarde, la policía británica nos dijo que la ubicación en la planta baja, el acceso a las carreteras, la entrada aislada y la cubierta parcial de árboles hicieron de nuestro departamento un objetivo primordial para los ladrones y delincuentes. Nunca se nos ocurrió esto cuando llegamos“, confesó.

Esta teoría del secuestro también es apoyada por Jim Gamble, un oficial de protección de menores y uno de los tantos investigadores del caso. Él ha comentado en varias ocasiones que está convencido de que alguien secuestró a Maddie aprovechando que los padres estaban cenando a unos metros de distancia y el fácil acceso que tenía el departamento desde la calle.