La mamá a tiempo completo, Erica Pearce, conducía por la ciudad de Nampa (Idaho, Estados Unidos) cuando se fijó en una extraña escena que para otros transeúntes había pasado desapercibida: una mujer caminando con los pies descalzos junto a su hija pequeña y otro bebé que sólo vestía un pañal, a pesar de que hacía mucho frío afuera.

Muchos conductores habrían seguido su camino, pero como detalló ésta a la revista People, “un presentimiento inmediatamente me dijo que volviera, que algo estaba mal” ya que “no era la clase de cosa que veías diariamente, al menos no por aquí”. Así que Erica regresó y le preguntó si necesitaba ayuda, pero la mujer no le respondió ni la miró.

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Desesperada, decidió llamar al número de emergencias y continuarlas siguiendo. En un momento, la mujer desapareció de su vista y ella corrió entre unos árboles tras su rastro: se encontró con la pequeña niña llorando sentada, mientras su madre sumergía a su bebé en el agua de un canal, sin escuchar los gritos del lactante.

Erica se precipitó a agarrar al bebé, al mismo tiempo que sacaba la cabeza de la mujer del agua; otra pareja corrió a ayudarla, salvando la vida de todos. Posteriormente, la misteriosa mujer fue identificada como Regina Dilworth de 22 años, quien fue arrestada por dañar a un niño entre sus gritos de “Lo siento, Dios, lo siento”.

Aparentemente, se había drogado con sales de baño y otro opiáceo inyectable, lo cual la hizo creer que el bebé estaba poseído y necesitaba de un “bautizo”. Por suerte, el presentimiento de Erica la ayudó a prevenir una tragedia, ya que el bebé pudo haber muerto ahogado o de hipotermia:

“Se ha hablado mucho de Dios en este tema y cómo Dios pudo dejar que una mujer se hiciera algo así a sí misma y su niño. Pero prefiero creer que Dios estaba ahí ese día y usó esta situación para alcanzar la ayuda de otras personas”, declaró Erica.