Anita María Muñoz se convirtió en la chica techno 1999 del recordado programa Extra Jóvenes. En medio de la pandemia, TikTok sirvió como plataforma para volver a viralizar el baile que la hizo tan famosa en esos años, y que la llevó a ser conocida como Zapallito Italiano.

Hoy en día, tiene casi 13 mil seguidores en su cuenta de Instagram, donde promociona su trabajo como instructora de baile entretenido y también su regreso a los eventos, donde se luce con sus mejores pasos.

Además, comparte mensajes de amor propio, pues a sus 46 años se ha reconciliado con su cuerpo y su peso, está sana y busca promover lo mismo entre sus alumnos.

Pero la tarde del miércoles, sorprendió con una publicación diferente, pues no era su cara la que aparecía en las fotos que compartió, sino la de su hija Francisca Pérez, con motivo de una fecha especial.

“¡Cumpleaños feliz, hija mía! ¡Eres máxima!”, fue el mensaje que redactó junto a las imágenes que dejaron en evidencia el tremendo parecido entre las dos.

 

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Madre e hija

La joven es ingeniera comercial y fanática de las motocicletas. Además, según ha revelado en su perfil de Instagram, lleva un tiempo trabajando en el área logística de una empresa de distribución.

Previo a eso, pasó por varios looks muy llamativos, siguiendo los pasos de su madre. De hecho, Zapallito Italiano lleva meses con el cabello teñido con mechas fucsias, lo que complementa con brillos en el rostro, largas uñas decoradas y lentes de contacto de color celeste.

En redes sociales, las dos intercambian cariñosos comentarios, los que demuestran la estrecha relación que mantienen entre mamá e hija, sobre todo por la historia que hay detrás.

En una entrevista al sitio Pousta, Anita María recordó un fuerte episodio de su vida. Conoció a un hombre en una disco, y al otro día despertó en un motel, sin recordar lo que había pasado con él. Meses después, comenzó a sentirse extraña y se hizo un test de embarazo que dio positivo.

Por lo mismo, sin contar con una red de apoyo, tuvo que acudir a un hogar para madres solteras en Estación Central. Pensó en el aborto, y también en la posibilidad de dar a su bebé en adopción. “Yo quería que ella tuviera una casa linda, un padre y una madre, yo era un cero a la izquierda, no tenía nada para ofrecerle. Sin estudios, sin pega, sin casa, sin familia”, reveló en esa conversación.

Pero cuando nació Francisca, se enamoró de ella y no fue capaz de separarse de ella: “Me la pasaron, yo no la quería ver, pero era perfecta, era un angelito”, concluyó.