La muerte de Javiera Suárez ha causado gran conmoción y fue el pasado domingo, en el Día del Padre, cuando su esposo, Cristian Arriagada, compartió en Instagram una carta en la que relató su gran historia de amor.

Se trata del discurso que entregó el pasado viernes, en la misa previa al funeral de la periodista. “Hoy quiero aprovechar esta oportunidad para contarles una historia de amor, nuestra historia de amor”, comenzó el texto.

El cirujano plástico contó que fue su padre quien hizo de “Cupido”. “Llegó a casa contándome de una mujer rubia, linda y divertida… que, según él, era perfecta para mí. El momento no era el correcto para ninguno de los dos, pero 5 años después, una amiga en común y el destino finalmente se hicieron cargo de juntarnos, como si todo fuese parte de un gran plan”, expresó.

Arriagada señaló que no pasó pasó demasiado tiempo cuando se dio cuenta que estaba enamorada de Javiera. “Su sonrisa, alegría, empatía, humor rápido y ácido que hacía ponerse rojos a todos los que pillaba volando bajo, llenaron un espacio que estaba hecho a su medida. Me impresionaba ver su capacidad para saber exactamente como acercarse a cada persona para hacerla sentir cerca, y su facilidad para lograr niveles de amistad increíbles en muy poco tiempo”, contó.

Luego, el médico indicó que “como en un cuento de hadas” se casaron para formar una vida juntos y, pese a sus diferencias, se hicieron cómplices de todo.

“Entendí que detrás de esta rubia despampanante había una mujer sencilla y cariñosa, cuyo sueño era tener una familia propia, ser mamá y tener un perro. Esto me hizo enormemente feliz, ya que siempre había querido exactamente lo mismo. Unos pocos meses después de habernos casado, un sábado en la mañana, me despierta y me entrega unas botitas rojas con algo que parecía un termómetro adentro. Entre el sueño y mi desconcierto me demoré un rato en entender que ese termómetro significaba que íbamos a ser papás. Esperamos con emoción la ecografía antes de contarle a nadie y un par de semanas después vimos los primeros latidos del corazón de nuestro Pedrito Milagros“, narró.

Si bien la noticia del embarazo fue uno de los momentos más felices de su vida, este pronto fue opacado por el diagnostico de Suárez. Y, en este sentido, sus conocimientos como médico lo ayudaron a entender que el melanoma era un tipo de cáncer complicado.

“Ahora este miedo se hacía una realidad y ahí estábamos los dos, con la vida de Pedrito por un lado y la amenaza de muerte del melanoma por otro, todo al mismo tiempo. Nos sentamos en el banco de una plaza solos, lloramos juntos y sin tener que pensar demasiado tomamos algunas decisiones rápidas: no nos íbamos a lamentar ni tratar de entender porqué a nosotros, aceptamos lo que nos tocaba y lo íbamos a vivir a concho”, agregó.

Fue en ese momento cuando decidieron apostar por un tratamiento que, pese a que no estaba probado en mujeres embarazadas y que el riesgo era muy alto, pretendía salvar las dos vidas.

“Acá fue cuando realmente me di cuenta de la mujer que tenía al lado, el cáncer sacó toda su determinación y fuerza interior y ya no había espacio para siquiera pensar que no lo lograríamos. Elegimos juntos hacer pública la enfermedad con el convencimiento de que con el amor y la oración de más personas todo sería posible. Así avanzamos en contra de todo lo que decía la medicina”, ahondó.

El nacimiento de su hijo fue el milagro que ambos esperaron con ansias. Cristian aseguró que Javiera nunca dudó en que iba a ver nacer a Pedrito, y lo hizo.

“El tenerlo con nosotros nos dio más fuerzas, nos sentíamos invencibles. No importaba si había que operarse, cambiar de quimioterapia, perder el pelo o llenarse de cicatrices en el cuerpo mientras pudiera estar cerca de él, verlo crecer y entregarle amor, todo estaba bien. Javiera creía en los milagros, y todas las noches al rezar pedía por el milagro de su sanación. Yo por mi parte, creo realmente que Dios le entregó herramientas y fue ella la que día a día construyó su milagro y salió adelante muchas veces en que los doctores nos decían que no había nada más que hacer”, afirmó.

Arriagada destacó que pese a estar viviendo su propia enfermedad, Javiera sacaba energías para entregar su apoyo a otros enfermos, a quienes muchas veces no conocía. Y, en este sentido, aseveró que su esposa le ganó al cáncer “viviendo a concho la vida” y sin quejarse.

“Sus ganas de vivir fueron más fuertes que el peor de los cánceres y su determinación y fuerza hoy nos dejan de regalo a Pedrito Milagros, reflejo vivo de su fuerza y su amor (…) Javiera aceptó la muerte y la vivió tal como lo hizo con todo lo demás, con confianza en Dios, generosidad, entrega y su humor incansable del cual fueron víctima muchos de ustedes estos últimos días. Eligió las canciones de su funeral y le pidió personalmente a las personas que quería que hablen hoy. La pena de dejarla ir es tremenda porque el vacío que queda es muy grande. Me consuela saber que le sacó el jugo hasta el último suspiro de vida y que la pude acompañar hasta el final”, añadió.

Por último, Cristian confesó que está feliz de haber vivido su historia de amor con la periodista, dedicándole unas conmovedoras palabras.

“Feliz de que me hayas elegido para acompañarte. Me metí sabiendo que esto podía pasar y lo haría mil veces de nuevo porque sé que eres la mujer perfecta para mí, porque hoy soy una mejor persona gracias a ti y a lo que nos tocó vivir juntos. A pesar de lo difícil que ha sido, hoy me siento en paz, no dejamos nada pendiente y solo me queda dar gracias por mi enorme suerte de haberte conocido. Gracias a Dios y la Virgen por haberme regalado este tiempo con una mujer increíble y que ha tocado el corazón y la vida de tantas personas. No les puedo describir el cariño y amor que he recibido de tanta gente, muchos de los cuales ni siquiera conocía. Gracias por la suerte de haber tenido a médicos extraordinarios en lo técnico, pero también cariñosos y cercanos, que siempre creyeron en nosotros y supieron tener una palabra de aliento en los momentos más difíciles. Gracias a nuestra familia, amigos y tanta gente que nos ha acompañado en la oración en este tiempo”, concluyó.