La pérdida de un ser querido, es sin duda uno de los procesos más difíciles en la vida de una persona. Sin embargo, muy pocos saben reconocer las etapas que enfrentan en una situación así, ni mucho menos tener las herramientas para salir adelante.

Pía Sartorius, especialista en psicología transpersonal, medicina mente-cuerpo y espiritualidad, conversó con Página 7 sobre el complejo proceso del duelo, y entregó consejos para sobrellevarlo de buena manera. Esto en el contexto de su  ‎participación en el MCA Festival 2018 realizado en Concepción.

“Entrar en el duelo no es evitar el dolor. Va a ser doloroso, es tanto el dolor, que va a producir una experiencia mística. Cuando uno entra en el duelo de verdad, pierde la noción del tiempo, es un viaje. Si yo me resisto al dolor, es ahí donde tengo el sufrimiento”, comenzó relatando.

En este contexto, Sartorius hace énfasis en que hay que saber diferenciar entre el drama y el dolor. “Entramos en la tristeza, pero eso lo intensificamos con la mente, se hace todo un drama y llega un minuto en que me siento empantanada”, explicó sobre este proceso que muchas veces se vuelve más complejo por nuestra culpa.

Para entender mejor el duelo, la especialista describió una a una sus etapas. Sin embargo, dejó en claro que muchas veces no existe una pausa de tiempo entre cada una, e incluso se pueden vivir todas en un solo día.

Contexo | Pexels
Contexo | Pexels

La negación

Esta etapa también es definida por Sartorius como “el shock”, y se refiere a la sensación de: “Esto no me puede estar pasando a mí”. “Hasta que la persona no ve al muerto, no tiene conciencia de la pérdida, por ejemplo”, explicó.

No obstante, la especialista señaló que esta etapa no sólo se vive con la pérdida de un ser querido. Un divorcio, el cambio de casa o de país, o atravesar por una quiebra económica, pueden generar las mismas emociones. “La negación es necesaria, porque hay gente que necesita prepararse para la segunda etapa”, afirmó.

La rabia

También definida como “El tsunami emocional”, la especialista explicó que dentro de esta etapa también se mezclan otro tipo de sentimientos como la desesperación, el miedo, la desesperanza, la tristeza y la frustración. “Es un momento eterno, largo, ahí entra la persona en una angustia existencial inmensa”, añadió.

Para enfrentar este complejo escenario, Sartorius recomendó respirar profundo, dar un paseo a pie, llamar a alguien que te escuche y te contenga. “Una instancia donde tú puedas vaciar ese sentimiento. La única constante es el cambio, es todo un desafío”, afirmó, recomendando enfrentar el dolor de manera sana.

Si es necesario el suministro de algún medicamento, la especialista aconseja que es mucho mejor recurrir a técnicas homeopáticas. Además, advirtió que la peor opción sería refugiarse en el alcohol y las drogas, “yo no se lo recomiendo nadie”, afirmó. “Es doloroso, pero puedes vivir tu vida sin él o ella”, reflexionó.

La negociación

“Mucha gente negocia con Dios: ‘Si yo dejo de fumar tú me ayudas a que mi hijo no se muera’ o ‘voy a meditar para no tirarme por la ventana’”, ejemplificó sobre esta etapa en la que se ofrecen cosas a cambio, para sanar el dolor interno. “Negocias con la vida, para calmar el tsunami emocional”, especificó la especialista.

Contexto | Pexels
Contexto | Pexels

La depresión

Esta no es una depresión psiquiátrica, sino más bien lo que es definido por la especialista como “una depresión por duelo”. “Es pasajera, es una etapa, así como vino, se va a ir”, explicó sobre el proceso que se refleja en el agotamiento físico y corporal de la persona.

En este contexto, Sartorius aconsejó vivir “un día a la vez, no pensar en el mañana, ni tomar decisiones importantes”. Además, recomienda que primero termines tu duelo para iniciar los cambios en tu vida.

“Los sentidos están expandidos, y cuando eso pasa, puede que vengan ideas muy creativas del alma. Recomiendo que las escriban y lo hagan después del duelo (…) Los viajes cortos son muy buenos, pero no cambios de casa o dejar el trabajo”, aconsejó.

“La aceptación y el comienzo de una nueva vida”

Finalmente, Sartorius especifica que el duelo debe vivirse un año como mínimo, hasta máximo dos. Si este proceso se extiende, es definido como “un duelo alargado”. “En este caso la persona está usando el duelo para procesar temas de su historia infantil no resueltas. Ahí es mejor buscar ayuda”, recomendó la especialista.

“Si no pides ayuda, serán tus seres queridos los que quedarán agotados, con el llanto, con tu pena. Lo más responsable y lo ético, es que te hagas cargo de tu duelo”, sentenció.