En el último episodio de Podemos Hablar, Julia Vial compartió detalles inéditos de su acontecido matrimonio.

En la oportunidad, la animadora reveló que pese a haber organizado el evento con cerca de un año de anticipación, muchas cosas salieron mal durante su gran día.

Todo comenzó cuando su estilista la llamó solo 24 horas antes para decirle que no podría atenderla, pero que la dejaría en manos de su staff (su gente de confianza).

Mis amigas que me conocen sabían que yo estaba en crisis y encontraron que la situación para arreglarlo era llevar un cooler con piscolas”, pues pensaron que eso la relajaría.

“Lo que no saben mis amigas es que me bajó la curada mañosa. Llegué a mi casa y le digo a mi mamá: ‘No me gusta el peinado, no me gusta el maquillaje, ni el vestido’”, afirmó.

Frente a esta situación, su padre la encerró en el baño y logró que recapacitara, por lo que partieron a la iglesia en un hermoso auto descapotable de los años ’30 que se había conseguido su hermano.

“Llegamos al matrimonio, todos bien. Mi papá cada dos pasos me decía: ‘Todavía puedo correr’. Así entramos”, continuó.

Pero eso no fue todo, pues Julia compartió que tuvo que conseguir un sacerdote a último minuto, pues quien la iba a casar se había ido preso pocos días antes. Además, se le perdieron las argollas y, tras la ceremonia, el auto descapotable se quedó en panne camino a la celebración.

“Una novia jugada”

Cuando llegamos a la fiesta y el mozo me dijo: ‘¿Quiere servirse algo?’. Y le dije: ‘Si, una piscola por favor’. Y de ahí no paré”, sostuvo.

Mi papá a las 1:30 me dijo: ‘Me voy de este matrimonio, porque me estás dando vergüenza. Pero eres mi hija y te quiero. Adiós’“, aclaró y continuó bebiendo piscolas.

Según Julia fue una novia “muy jugada”: se sacó el falso del vestido, anudó la falsa, lanzó el ramo y, como no le gustó quién lo agarró, siguió lanzando las flores de los arreglos de mesa hasta que una amiga lo consigió. Incluso echó al DJ.

Lo último que recuerdo es una fila de mozos y todos me dicen: ‘Queremos despedirnos de usted, nunca en la vida habíamos visto a una novia dándolo todo. La felicito’. Y de ahí vino lo que se llama ‘la caña moral’“, finalizó.