Sin duda, Pablo Rojas se ha convertido en uno de los participantes favoritos de la audiencia de The Voice Chile, quienes ya lo proyectan como uno de los grandes finalistas.

El joven intérprete, perteneciente al equipo de Gente de Zona, ya se encuentra clasificado a la etapa de Playoffs, que arranca este domingo, por las pantallas de CHV.

Sin embargo, la historia pudo ser muy distinta explica él: “La verdad, no tenía pensado entrar a The Voice. Me daba miedo, es una exposición enorme y yo soy muy exigente conmigo. Además, me dan miedo las cámaras”, cuenta entre risas.

Pese a lo anterior y a dudarlo “hasta el último día”, Rojas decidió ser parte del espacio que conduce Julián Elfenbein. Y es que incursionar en un programa de televisión era una idea que anduvo rondando en algún momento de su vida.

“Sabía que tenía que hacer algo para salir a flote, pero soy tan inseguro que no pensaba en un programa de televisión. Alguna vez lo hice con 12 años en la segunda temporada de Talento Chileno (2011)”, recuerda.

Sin embargo, es en The Voice donde actualmente la rompe: “Mis principales objetivos eran ganar un par de seguidores en redes sociales, para mostrar mi música; también conocer a músicos de la escena nacional y por supuesto aprender. Hasta el momento me ha ido bien”, indica.

De todas formas, reconoció que pensó que sería eliminado en las audiciones a ciegas. “El impacto que causé me tomó por sorpresa absolutamente”, admite.

Pablo Rojas y la lucha contra sí mismo

Si bien los resultados han acompañado a Pablo en el transcurso del programa, también ha tenido que lidiar con situaciones personales que lo han puesto a prueba.

Una de ellas es el alejamiento con su familia en un momento de su vida, algo que The Voice ha logrado remediar, en cierta medida.

Recordemos que en las audiciones a ciegas, Pablo contó que “mi familia está muy degradada, mis papás se divorciaron desde que tengo como cuatro años, mi hermana está lejos y yo estuve lejos también estudiando en Concepción. Perdimos un poco ese feeling familiar“.

Ahora, con su participación en The Voice, dice que “mi familia está más motivada, me apoyan, me da consejos y ánimo, son mis mayores fans. También he podido compartir más con mis tíos y primos. Siempre nos hemos amado y llevado bien, pero eso sí, vengo de una familia con muchas heridas”, señala.

Pero también habla de la lucha contra sus inseguridades y lo mal que lo pasó en su época universitaria: “La pasé mal mentalmente, no tenía claro mi futuro y mis motivaciones, había perdido el rumbo. Pensé en desaparecer para no darle problemas a nadie. Me sentía solo”, rememora.

Sin embargo, salió adelante, aunque aún hay ciertas inseguridades con las cuales batalla: “Soy una persona muy temerosa de lo que vendrá, muy insegura de sus capacidades, lo más difícil es eso, luchar contra mí mismo, contra mi propia cabeza y lo oscuro que se esconde en mi mente“, afirma.

En cuanto al programa, recuerda la salida de Clara Muller, como uno de los momentos que más lo afectó: “Nos llevábamos muy bien a pesar de tener muchas diferencias de vida. Quería que ella clasificara, ese día quedé con un sabor amargo”, revela.

Pensó en elegir a Beto Cuevas

Pero también lanza otra confesión respecto a su elección de coach: “Tengo que confesar que en un principio hubiera elegido a Beto, alguien importante en la música chilena”.

¿Por qué cambió? “Sentí una energía muy contagiosa de parte de Gente de Zona, sentía el interés y las ganas de trabajar conmigo. Siento que con ellos puedo crecer en más de un género y me permiten explorar más sonidos”, asegura.

Pablo Rojas The Voice
CHV

Por último, Pablo Rojas habla de sus planes musicales: “Principalmente, lanzar mi música, tomar clases serias por primera vez, conocer a los exponentes latinoamericanos y nutrirme de eso”, comenta.

Si me pongo a soñar, quiero aportar a la identidad de la música chilena, ser parte de su historia y poder ser la inspiración de alguien más”, cierra.