El sábado, en un nuevo capítulo de la temporada 8 de La Divina Comida, Pamela Lagos contará los difíciles momentos que vivió por la enfermedad de su esposo, Felipe Vásquez.

En un adelanto de CHV al cual tuvo acceso Página 7, la psicóloga relatará que cuando tenía siete meses de embarazo “a Pipe le descubrieron una leucemia linfoblástica aguda”.

“El problema es que, cuando se la descubrieron, él ya estaba muy grave. El 89% de su sangre era cáncer. Lo descubrimos de una manera súper aleatoria, porque yo empecé a notar que él bajaba mucho de peso”, contará.

“En un minuto se resfría, vamos al médico y este dice esto es solo un resfriado. Yo le digo ‘doctor, por favor mándele a hacer exámenes, come mucho y no engorda'”, recordará.

Lagos señalará que el día que le llegaron los resultados estaban en el aeropuerto, rumbo a Concepción, a punto de abordar el avión.

“Lo llaman del laboratorio para decirle que algo había salido muy mal y que tenía que irse ahora a repetirse este examen. No pesca, me cuenta y yo le escribo a mi prima que es médico, y mi prima me dice: ‘Llévatelo a la clínica ahora, no va a llegar a Conce, bájate’“, detallará.

“Llegamos a la clínica y aparece una señora forrada en plástico, lo meten en una burbuja y no salió nunca más. Amelia nació en medio de todo esto. Esto de ida y vuelta fueron 8 meses. Pipe volvió a la casa cuando nuestra hija tenía 3 o 4 meses“, ahondará.

En este contexto, Jordi Castell le preguntará cómo enfrentó toda esta situación, sobre todo estando embarazada.

“Nosotros lloramos tres días, que el parto, que no sé qué, que el Pipe no va a estar, no va a ver nacer a su hija. Al tercer día me agarra uno de mis hermanos, Caco, y me dice: ‘Qué te preocupas que vaya a ver nacer a su hija, preocúpate que tu hija tenga papá’“, relatará.

La psicóloga comentará que en ese momento hizo un “cambio de switch”, lo cual la ayudó a vivir todo este complejo momento.

“Voy a la burbuja y me paro frente al vidrio y le digo: ‘Mira, hueón. Yo no soy fea, soy inteligente y esta cabra chica va a ser exquisita. Si tú no sales de acá en algún momento, yo voy a conocer a alguien más y ella le va a decir papá a esa persona'” (sic), afirmará.

“Se para y me responde: ‘Yo no me voy a morir’. Perfecto, le dije yo, es todo lo que quería escuchar. De ahí en adelante nos reímos, lo pasamos chancho. Pipe me invitaba a comer todos los viernes a su burbuja, nos ponían una mesita las enfermeras y comíamos a través del vidrio y hacíamos salud”, agregará.