Néstor Cantilla habló recientemente con el Podcast Chileactores, donde recordó a su querido personaje de Romané (2000): Raúl Escudero.

El destacado actor nacional contó detalles inéditos sobre el proceso de creación del carismático rol, que incluso lo llevó a ganar el Premio Apes y el Altazor.

Recordemos que la producción de TVN relata la historia de un grupo de gitanos que llega a asentarse en la ciudad costera de Mejillones, generando división entre la comunidad local.

En la exitosa ficción, Raúl Escudero era el asistente y mano derecha del empresario Rafael Domínguez (Francisco Melo), hijo de la familia más adinerada del lugar, dueña de la pesquera del pueblo.

“Estaba muy bien escrito, esa es la base, si uno tiene un buen guion, es mucho más fácil la construcción después”, inició el diálogo.

“Era como un chupamedias, un empleado medio sumiso, de alguna forma incluso un poco enamorado de su jefe. Chistoso, pero con cierto juicio”, agregó.

El minucioso proceso de construcción de Escudero

El actor detalló el minucioso proceso de creación, que fue una mezcla de varias cosas. “En ese tiempo vivía con dos compañeros de la Escuela de Teatro, con los que había egresado y seguíamos compartiendo un departamento”, dijo.

“Ahí había un tipo que cuidaba autos, muy simpático, bueno para conversar y que era un poco gangoso. Tenía una cosa media nasal al hablar, le daba un tono dulce. De ahí robé eso”, complementó.

La expresión corporal la sacó de un colega. “Un compañero actor hizo un personaje en teatro donde interpretaba a un chico con síndrome de Down. Él tenía un trabajo muy lindo con las manos, era muy expresivo”, sostuvo.

Incluso le sirvió escuchar al Rumpy, reconocido locutor nacional. “Recuerdo que una niña tenía todo el tiempo pegado el ‘¿me entiende?’. Y el Rumpy le decía ‘sí, te entiendo, no me preguntes tanto’. Eso también funcionaba para este personaje… no estaba en el guion”, relató.

Después vino la construcción física. “En ese tiempo yo estaba haciendo en teatro Hamlet con mi compañía, entonces metí a la fuerza, esto lo van a saber por primera vez, un bigotito”.

“Era muy joven, casi no tenía barba, entonces me costaba mucho tener un bigotito y una perita. Funcionaba bien para Hamlet, que era medio chascón, pero con Escudero me peinaba, me hacía como un flequillo, algo bien nerd”, añadió.

Cantillana reconoció que a la gente de vestuario y maquillaje aquel look les parecía extraño. “Lo encontraban raro… pero eso era, si el personaje era muy raro. Por ahí entró”, señaló.

Finalmente, el actor trató de convencerlos de que no tuviera tantos cambios de ropa. “Que fuera ojalá como los monitos, que tienen un vestuario. Me gustaba que fuera abrigado, con camisetas bien apretadas, camisas, un poco antiguo. Se vestía como con ropa usada de los 80”, concluyó entre risas.