Fue este martes que Américo utilizó sus redes sociales para denunciar los crudos mensajes que recibe su hija Dominga.

“Bullying, maldito mal, maldito nombre, maldita costumbre, maldita moda, maldita práctica”, dijo en ese entonces compartiendo pantallazos de los insultos que le enviaron a la menor de edad, que hacían referencia al tono de piel de la niña.

En conversación con LUN, el artista sostuvo que “hice pública esta situación para concientizar sobre el bullying, nadie está ajeno de esta realidad tan compleja”.

Américo entregó más detalles, señalando que sabe quiénes fueron las niñas que le enviaron esos mensajes a su hija. “Es una exvecina, chiquitita también, de aproximadamente 12 años. Y también otra niña que esta exvecina invitó y que la hizo parte de este acoso a mi hija”.

De hecho, reveló que los hostigamientos continuaron e incluso, intentaron enviarle un link con un virus “para que ella lo instalara en su teléfono”.

La reacción de Dominga

El artista sostuvo que su hija reaccionó con sorpresa, “miedo, con mucho temor, por supuesto, muy perturbada. Es lógico que cuando algo a lo que no estás acostumbrado te aborda así, lo primero que uno siente es desconcierto, angustia”.

En esa misma línea, aseguró que “ella ahora está mucho más tranquila al ver que los papás están con ella, que la escuchamos y que además nos hacemos cargo. Eso seguramente le ha provocado tranquilidad”.

Acciones legales

Consultado si tomará acciones legales, indicó que “así como nosotros nos hacemos cargo respecto al cuidado de nuestra hija y en la situación de víctima que queda, esperamos que los otros padres también tomen conciencia, que se hagan responsables de los hijos que agreden y ofenden”.

De hecho, contó que su esposa “tomó contacto con los papás de una de las niñas. Por supuesto, lo primero que se instala es la incredulidad, que ‘cómo’ , que ‘no es posible’, que ‘no es la niña’, que es ‘una acusación falsa’, como si uno se levantara y planeara este tipo de cuentos. No tuvimos una recepción seria”.

Luego, comentó que cuando le mostraron los pantallazos, ellos les dijeron “que estaban ocupados y que luego se iban a comunicar. Y no ha pasado más que eso. Se lo tomaron con bastante liviandad, poca empatía… eso genera molestia”.

Finalmente, indicó que “sentí mucha pena. Indigna el descuido y la falta de comunicación que pueden tener los papás con sus hijos. Yo diría que siento más pena que rabia”.