La pandemia del COVID-19 golpeó fuertemente al mundo del espectáculo, esto por las restricciones a los eventos masivos que obligó a cerrar los escenarios.

Debido a esto, los artistas tuvieron que reinventarse para lograr salir adelante mientras el coronavirus obligaba a la gente mantenerse en sus casas.

Ese fue el caso de Roger Jara, más conocido como el Huaso Filomeno, quien tuvo que buscar otro rubro para llevar dinero a su hogar.

“Llevaba un año y ocho meses allá en el sur vendiendo comida, a eso me dediqué durante la pandemia, tengo una sanguchería”, reveló en conversación con Página 7.

“Me entregué 100% a los locales”

Sobre cómo se las ingenió para seguir adelante, el comediante indicó que tuvo algunas presentaciones vía remota, lo cual no le acomodaba, ya que “el Huaso Filomeno siempre hace un poco de improvisación y eso era lo que echaba de menos”.

“Yo en algún momento dije en pandemia que no haría más rutinas en línea, porque no estaba contento, la gente lo pasaba bien, se reía, pero no lo encontraba completo”, confesó.

Debido a esto, el participante de The Covers afirmó que “me entregué 100% a los locales, hice delivery con mi señora, vendí tortas curicanas, aceitunas, nos reinventamos”.

“No hubo ni un tipo de ayuda, yo espero que las autoridades que salgan electas prontamente piensen que la cultura y las artes necesitan ser incluidas dentro de las leyes, ya que somos trabajadores como cualquier otro, y que necesitamos beneficios para poder emprender”, comentó.

Los negocios de Filomeno

En ese contexto, Jara buscó en la cocina un refugio en una época en donde el Huaso Filomeno se tuvo que guardar. “A mí me criaron mis abuelos y siempre me decían ‘los pies en el suelo, ya que las estrellas están en el cielo’, por eso hay que ser bien ordenado y poner los huevos en distintas canastas, para que al momento de las vacas flacas poder recurrir a los ahorros”, dijo.

Yo no lo pasé bien en la pandemia, y muchas veces uno sufre calladito. Me preguntaba también por los que estaban sufriendo en silencio para poder echarles una mano. A veces uno está mal, pero puede haber personas que están aún peor”, expresó.

Además, agregó que “este año y ocho meses que estuvimos encerrados, gracias a Dios fui precavido junto a mi familia, ya que hace cuatro años abrimos la sanguchería que se llama La picá de Filomeno”.

“Son sándwiches en pan amasado, contundentes como nos gusta a nosotros en el sur, y hemos hecho una marca y sello en la ciudad de Victoria, región de La Araucanía”, complementó.

Siguiendo con su relato, el humorista detalló otro proyecto que concretó. “Terminamos de construir un segundo local que se llama El fogón de Filomeno, con la esperanza de que iba a concluir pronto la pandemia”, declaró.

“Estuvimos un año y ocho meses con el local cerrado, sin que entrara ni cien pesos, y fue realmente complicado, porque habíamos recurrido al banco para poder concluir con la construcción del local, y gracias a Dios hace tres meses estamos trabajando en el negocio que está en la localidad de Púa”, mencionó.

Filomeno no olvida el cariño del público

Sin embargo, pese a que la venta de alimentos ha sido fundamental para su bolsillo, Roger no olvida el cariño del público.  “Cuando yo estoy en Victoria, yo mismo me dedico a tomarme fotos, saludar, atender, tirar un chiste, conversar y darme un tiempo, porque hay que ser agradecido de Chile”, reflexionó.

“Eso lo cuido con pinzas, soy muy dedicado de agradecer a la gente, porque el artista no solo está en el escenario, ya que estamos 24/7 para ellos, pues el reconocimiento es el que te mantiene vigente”, manifestó.

Finalmente, el artista detrás del Huaso Filomeno señaló sobre sus negocios que “tengo sándwiches con nombres simpáticos, hay varios inventos míos y los platos del fogón son contundentes como si se sentara Filomeno a la mesa a comer, yo te doy firmado que nadie sale con hambre”.

“A mí muchas veces me gusta preparar un buen estofado, he preparado cordero al palo, siempre cuando estoy allá hago algo, me salen muy ricas las preparaciones”, cerró.