María Eugenia “Kenita” Larraín, modelo y numeróloga; Iván Cabrera, bailarín; Jacqueline Pardo, estilista (madre de Arturo Vidal) y Felipe Izquierdo, actor, comediante y comunicador, serán los invitados que tendrá La Divina Comida en un nuevo capítulo.

Los cuatro exparticipantes de El discípulo del chef cultivaron una linda relación en el espacio, lo que quedó demostrado en este episodio estreno.

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Allí, por ejemplo, el exchico Yingo recordará el origen de su sobrenombre ‘Potro’ y Pardo se emocionará al hablar de la reciente partida de un querido hermano.

En tanto, María Eugenia Larraín hablará sobre la maternidad y su relación con Giuliana Sotela, mientras que Izquierdo contará un bello recuerdo con su fallecido padre, quien tenía alzheimer.

La difícil pandemia de Iván Cabrera

Luego que Kenita le preguntara a Iván Cabrera sobre cómo le afectó la pandemia, el bailarín narró las dificultades que tuvo económicamente y cómo se las arregló para sobrevivir.

“Estaba viviendo acá en Santiago con full trabajo y nosotros nos vimos afectados mucho antes de la pandemia, que fue con el estallido social. De hecho, yo el 18 de octubre empiezo a recibir puros mensajes de que los eventos se habían postergado, que no lo podía creer”, recordó.

Iván añadió que “luego, cuando hay un pequeño atisbo de que las cosas van a empezar a ir mejor en febrero, por ahí, se va a reactivar todo, empieza la pega de nuevo y todo el asunto, empieza este virus (COVID), este bicharraco, que nos atormentó tanto, y no había pega”.

Por este motivo detalló que “los ahorros se empiezan a ir también, me había separado también, por ende tenía que cumplir con una pensión mensual y no trabajando en lo que yo siempre hago se hacía muy difícil, porque igual eran muchas responsabilidades y platas que tenía que pagar”.

Según recordó Cabrera, cuando se separó “me arrendé un departamento, en ese momento lo podía pagar sin ningún tipo de problema, pero después tuve que priorizar, dije ‘a ver, si tengo un departamento en Viña del Mar, que afortunadamente está pagado, solo gasto en gasto común y cuentas básicas’, dije ‘mejor me voy para Viña del Mar'”.

Fue una decisión dura porque se alejaría de sus hijos, “aunque estemos a una hora y algo, y ahí empecé a llevarme a mis hijos dos semanas para allá y empezar a hacer clases de zumba a empresas. Ya tampoco eran los mismos valores y (tenía) muchos horarios, entonces estaba todo el día a full”.

Debido a aquello recordó que “la pasé bastante mal, había momentos en que no había plata, no entraba nada, se me iban todas las lucas”.

“Las poquitas lucas que había eran principalmente para mis hijos. Lo digo sin ningún tipo de vergüenza ni nada, muchas veces tenía que hacerme arroz con huevo no más, que es exquisito en todo caso, pero no había otra posibilidad; pero mis hijos estaban bien, no necesitaban nada”, cerró.