“Hay partes de esa noche que yo no me acuerdo”. Así de gráfica es Jani Dueñas al repasar su presentación en el Festival de Viña del Mar en 2019. Recordemos que la comediante debió abandonar el escenario tras las pifias del ‘Monstruo’.

La standupera revivió esta experiencia en el podcast Perdona si no puedo ser sincera de la astróloga Miau Astral, en donde también contó cómo repercutió este traspié en su vida.

“Yo tenía mis reservas igual, con que si yo pertenecía a ese lugar”, comenzó revelando Dueñas, indicando que su amiga Paloma Salas fue la única que dudó acerca de la invitación que le extendió la organización del certamen.

“La posibilidad de que esto pasara (el fracaso) no estaba en los planes de nadie. Nadie nunca me sugirió que me podía ir mal”, afirmó, agregando que al momento de las pifias “no supe qué hacer (…) mi cuerpo y mi cabeza trataron de sobrevivir a un trauma espantoso, yo no me acuerdo”, comentó la actual voz en off de La Divina Comida.

Mea culpa

Dueñas también hizo una fuerte autocrítica tras su fallido paso por el evento de la Ciudad Jardín, explicando que “me equivoqué profundamente” y que “no me preparé para ese escenario”.

“Tomé malas decisiones en el camino, elegí desde un lugar muy tozudo no cambiar algunas cosas de mi rutina. Fui muy al choque. Yo reconozco que esa energía se me devolvió“, relató, señalando que uno de sus errores fue no haber probado la rutina en otro festival.

Fui con una rebeldía media pendeja que la gente la sintió de antes. Mi responsabilidad no puedo evitarla. Yo hice que eso pasara, no supe manejarlo bien”, añadió, lo que generó drásticas consecuencias en su vida.

JANI DUEÑAS
AGENCIA UNO

“Las posibilidades de una pifiadera de 15 mil personas, de un circo romano descarnado posterior, convertirme en la niña símbolo del fracaso en Chile, las amenazas de muerte, la vergüenza nacional, la humillación y ‘ojalá te murai’, eso no estaba en ninguna parte. Fueron muy crueles conmigo“, sostuvo.

La voz tras Patana de 31 Minutos fue tajante en señalar que “a mí Viña me rompió para siempre. Uno puede reparar cosas y uno puede hacer un proceso de entendimiento, de aceptación”.

Incluso comparó dicha experiencia con la muerte de su padre, por lo que “he trabajado en mi vulnerabilidad después de esto”, además de sacar algunas lecciones: “Ya no me aferro tanto a las cosas”, comentó, asegurando que “no me arrepiento. Pero no sé si volvería”.