La noche de este miércoles se desarrolló el programa de Instagram Pijama Party, donde los animadores Diana Bolocco y Martín Cárcamo, recibieron al también conductor televisivo, Rafael Araneda.

En un contacto desde Miami, el comunicador entregó detalles del cierre de la última temporada de su espacio en TV abierta en Estados Unidos, Enamorándonos, en una instancia que debió despedir a su compañera de labores, quien decidió dar un paso al costado del proyecto.

En ese sentido, Araneda también mostró cómo es su desarrollo diario en las dependencias de la señal estadounidense, comentando que incluso tiene almohadas al interior de su camarín, en caso de que necesite descansar ante la alta carga laboral.

“Aquí le damos duro y yo recién acabo de terminar, mañana vuelvo. Este es mi camarín tengo de todo, ropa, me acaban de instalar las cosas para la siguiente temporada de radio si tuviese que hacerla desde aquí también. Falta que me pongan una cama no más. El americano te da todas las condiciones pero te mantiene ocupadito. Nunca había trabajado tanto”, contó.

Y en esa conversación, el animador señaló que en una coincidencia el utiliza el mismo camarín que Don Francisco en Estados Unidos, cuando se encargaba de hacer Sábado Gigante, mientras que el estudio de Enamorándonos corresponde a donde se grababa el clásico programa.

“Yo vivo aquí (…) Entonces cuando tengo un rato me pego una siesta y acá al lado hay algo para maquillarse y peinarse pero yo no lo uso porque lo encuentro demasiado”, dijo, para luego agregar: “El mismo camarín que me dieron a mí, el de Don Francisco era este. Y esto estaba unido con un baño”.

Martín Cárcamo coincide en Chile

Lo anterior, generó sorpresa en Diana Bolocco, quien aprovechó de desclasificar que Martín Cárcamo utiliza el camarín que era de Mario Kreutzberger en Canal 13.

“Él lo pidió”, dijo entre risas la periodista, mientras el animador de De tú a tú aclaró: “Ese camarín me lo asignaron, porque era el de al lado de la Diana”.

A ello, Bolocco añadió que su habitación era mucho más pequeña que la de Cárcamo. “La mía era una caja de fósforos, y el de Martín era prácticamente una hectárea”, cerró entre carcajadas.