Karin Huber participó en la segunda temporada del programa Masterchef 2, donde estuvo a punto de entrar en el top 10, sin embargo, fue eliminada tras presentar un plato vegetariano que no le gustó a los jueces.

La joven oriunda de Quilpué dio un gran giro a su vida después de salir de la TV: se fue a vivir con su hijo y su novio, Philip Mathews, al sur de Chile, específicamente a Pucón.

Karin quedó embarazada de su segundo hijo, el que nació prematuro por una rotura espontánea de membrana a las 28 semanas de gestación. Lo anterior se desencadenó en pleno “estallido social”, cuando salió del trabajo y tuvo “problemas con las lacrimógenas”.

Por este motivo viajaron a Santiago para tenerlo, donde estuvo dos meses hospitalizada. Posteriormente, regresaron a Pucón.

En mayo del año pasado, en conversación con Las Últimas Noticias, contó que “la mamá de mi pololo tiene el hotel Newen, donde vivimos (en el centro de la ciudad), y otra casa ubicada en los cerros. Ella es norteamericana y tiene una mentalidad súper activa con respecto a lo que viene, así que tratamos de llevar una vida autosustentable”, comentó cuando comenzaba la pandemia en nuestro país.

Respecto a esta vida autosustentable, Huber contó que tenía su propia huerta, donde plantaba diversas verduras.

Quiebre y regreso a Santiago

La vida de Karin volvió a dar un giro, pues volvió a Santiago y terminó su relación con el padre de su segundo hijo.

“Pucón finalmente nos cansó. Echábamos de menos, yo echaba de menos a mi familia”, expresó en conversación con LUN, añadiendo que les faltaba un poco de independencia debido a que vivían con la madre de Philip.

“Siento que fuimos muy felices allá, pero no era viable seguir”, complementó.

@karin.huberg | Instagram
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Según contó, ambos volvieron a Santiago en septiembre del año pasado, específicamente a su departamento ubicado en Estación Central: “Estuvimos muy bien ahí. Vivíamos con Lobbo (el menor) y mi hijo Matías”, de 13 años.

Huber señaló, además, que “teníamos planes de casarnos en enero, pero en octubre de ese año me fui a la B, física y mentalmente. Estaba mal. No tenía ganas de nada y otras veces estaba muy enojada. Sentía que no funcionaba nada de lo que hacía, además con esto de la pandemia estaba todo tan incierto. Y sin querer me boicoteé en todo”.

La participante de la segunda temporada de Masterchef, recurrió a psicólogo y psiquiatra, pero -según dijo- ya no había nada que hacer y se separaron en marzo.

Ella dejó el departamento y se fue a vivir con una prima, pero hoy arrienda una pieza en una casa donde tiene “roomates”. Allí vive con su hijo mayor, pues el menor se quedó con su expareja, “porque se adoran y yo necesitaba estabilizarme primero. Igual es súper flexible todo: yo veo a Lobbo cuando quiero, paso días con él a veces. Cuando Philip tiene que trabajar yo también me quedo con él; es todo muy relajado”.

Karin comentó que pese a que quiere al padre de su hijo, por ahora tienen caminos diferentes, y si bien no sabe todavía qué es lo que desea a futuro, por ahora está enfocada en “estar bien física y mentalmente. Uno quizás sabe lo que le hace mal y huye, así que ahora estoy atenta a las señales, a las coincidencias y me está resultando”.

“Durante el tiempo que estuvimos juntos, él lo dio todo, yo era la deprimida. Para él fue mucho el peso, pero aperró lo más que pudo. Es un excelente papá, un artista, simpático, inteligente. Desde el día uno nos enamoramos, fueron dos años súper lindos con él y mis hijos, quizá me tengo que empoderar más”, reflexionó.

Cabe destacar que actualmente la joven amante de la cocina tiene una pyme de venta de paltas a través de Instagram.

En sus stories de Instagram promociona este ‘oro verde’, el que vende entre $3.900 y $4.200 según el tipo.