Este miércoles, en un nuevo capítulo de De tú a tú, Martín Cárcamo recibió en su casa a Katty Kowaleczko. La actriz hizo un repaso de su vida, reveló variadas anécdotas, pero también íntimas historias y crudas confesiones.

Una de ellas fue la tormentosa relación que tuvo con su primer marido, ya que fue víctima de violencia intrafamiliar. Katty contó que se casó a los 17 años para arrancar de su padre enfermo, que murió cuando ella cumplió 23.

Pololeó un par de meses. Él era mayor y trabajaba en el norte, por lo que quiso llevarla hacia allá, a lo que sus padres accedieron.

Sin embargo, al poco tiempo su pareja cambió. “Llegué a una casa donde me celaba mucho. No podía salir. Si me llamaba y yo no estaba, se enojaba. Y empezó así la violencia, primero verbal y luego la física”.

En medio de una discusión, él le levantó la mano. “Nunca me lo esperé. En mi casa, mis papás tenían un carácter fuerte, pero nunca se llegó a eso. A mí me descolocó. Más que dolor, quedé en shock, recordó.

La intérprete confesó que los golpes fueron cada vez más violentos, donde se incluyeron “puñetazos y patadas”. Reconoció que no sabía qué hacer y se empezó a deprimir. “Él me comenzó a aislar. Cada vez estaba más sola”, dijo.

Hasta que decide contarle la verdad a su madre, quien la llevó  de inmediato al médico. La derivaron a una psiquiatra porque estaba con depresión. “Me dice ‘tu marido está enfermo, tu marido no es normal. Lo que estás viviendo no es normal'”, sostuvo.

Captura | Canal 13
Captura | Canal 13

Luego le comunicó el episodio de violencia a su padre, quien encaró al hombre. “Me acuerdo que terminé de contarle, él militar y con su arma inscrita, y al instante se levantó, fue al dormitorio y volvió con la pistola en la mano: ‘te doy tres segundos para que desaparezcas de acá. Si te veo de nuevo cerca de mi hija, yo te mato’”, relató Kowaleczko.

La actriz señaló que luego de eso hubo un trabajo de reconstrucción con sus padres y mejores amigos. Después anuló su matrimonio y nunca más lo vio.

“A las mujeres golpeadas nos da mucha vergüenza reconocer que somos golpeadas. Por eso a veces callamos. A mí se me solucionó la mitad del problema hablándole a mi mamá y contándole”, cerró.