Esta semana comenzó con la buena noticia de que la cinta chilena El agente topo, dirigida por Maite Alberdi, fue seleccionada para la próxima entrega de los Premios Oscar en la categoría Mejor documental. 

Gracias a su estreno a través de Netflix, esta conmovedora historia pudo llegar a más personas. De esta forma, el público conoció a Sergio Chamy Rodríguez, el protagonista que estuvo a cargo de ingresar de manera incógnita a una residencia de adultos mayores para enviar informes periódicos sobre una de las mujeres que allí viven.

Hace un tiempo, entrevistado por la revista Sábado, explicó que no quería seguir de “vagoneta”, así que a sus 87 años tomó el diario con lápiz en mano para buscar un empleo. Su espíritu emprendedor viene de sus días en el comercio, una actividad laboral que desarrolló gran parte de su vida.

Es hijo de un inmigrante sirio, quien puso una tienda en cuanto pisó tierra chilena. “Como todos los paisanos, mi papá era tendero. Tenía una tienda de ropa de dama en el centro (Monjitas con Plaza de Armas) y una pequeña fábrica de carteras, guantes, cinturones y accesorios femeninos en Recoleta”, contó Sergio en esa entrevista.

Partió trabajando ahí a los 17, sin haber terminado su educación formal. Juntó plata, se casó, se compró un vehículo. Con la muerte de su padre, sin embargo, tuvo que hacerse cargo del negocio, una responsabilidad que lo sobrepasó.

Captura | El agente topo
Captura | El agente topo

“Mi señora me llevó a un doctor, le explicó lo que me pasaba y le preguntó si era necesario que me llevara al psiquiatra. Y el doctor le dijo ‘no, señora, él está en perfectas condiciones. Lo que tiene es inseguridad y nervios de afrontar la situación. Piensa mucho, y eso lo tiene agotado’. Recuerdo que me dio un jarabe recuperador cerebral, pero malo, del verbo malo, ¿y sabe? Me estabilizó. Antes de una semana era yo de nuevo. Me dieron ganas de trabajar. Desde allí partí solo“, relató el hombre.

Espíritu emprendedor

Durante ese tiempo, enfrentó la crisis económica de 1982, tuvo que competir con las importaciones chinas, y finalmente un descalabro financiero lo llevó a vender la tienda.

Posteriormente, colocó un local de abarrotes en La Reina, empeñado en no dejar de laburar.

“Se me ocurrió que lo que no falla nunca es la comida. Me vine al sector de Arrieta, que en esa época estaba lleno de poblaciones, con calles aún sin pavimentar. Arrendé un almacén al lado de una plaza. Vendía pan, leche, dulces, galletas y cigarros sueltos, que dejaban mucha plata. Me iba fabuloso. Abría a las siete de la mañana y a las 10 de la mañana ya tenía el día hecho, porque circulaba mucha gente de trabajo por el sector. Las demás horas eran un regalo”, recordó Chamy.

Ese negocio, por desgracia, se fue a quiebra por la arraigada costumbre de la época de pedir fiado. “En ese tiempo, en sectores así, se usaba mucho la libreta para pedir fiado. Al principio funcionaba, pero después la gente comienza a abusar, ¿ve? Se demoraban en pagar y de repente se perdían mucho tiempo. Quebré. Me mandaron a la lona”, reconoció don Sergio.

Captura | El agente topo
Captura | El agente topo

“No quiero ser un anciano más”

Durante sus siguientes años, Sergio Chamy pasó por el Pojh (Programa de Ocupación para Jefes de Hogar) y por otros trabajos varios de empleado en una Isapre, una bencinera, un restorán de comida italiana y hasta vendedor en una viña.

Cuando llegó la jubilación -los llamados “años dorados”- el tedio volvió a inquietarlo. Fue entonces cuando vio el aviso en el diario, mientras su esposa, Elena, estaba enferma. Ella no llegó a saber nada, pues murió antes de que su marido fuera seleccionado para protagonizar el aclamado documental.

Ya con el papel en sus manos, el carácter inconformista de Sergio incluso puso en peligro el rodaje, pues quiso irse en cuanto ingresó al hogar donde se realizaría la grabación.

Como que dijo, ‘yo no me quiero convertir en una de estas personas y no quiero ser como un anciano más’… Le dio pánico que le diera demencia”, comentó la directora de El agente topo en entrevista con Market Chile.

Maite Alberdi rememora un hecho puntual. “Siempre dice que odió… como que él va a una clase de gimnasia de la municipalidad, pero no va a la clase de gimnasia para mayores, sino que a una clase de gimnasia normal. Entonces entró a ver la clase de gimnasia (del hogar) y vio que consistía en bajar el dedo y dijo ‘ah, no, me muero'”.

Sergio Chamy ya tiene sus vacunas contra el coronavirus al día. Por ahora, queda esperar a ver si formará parte de la historia del cine chileno con el galardón que podría obtener el próximo 25 de abril. Así, llegará a contarles a sus tres hijos, cinco nietos y una bisnieta, que alguna vez fue parte de una película entrañable.