El 9 de septiembre de 1976, el cuerpo de Marta Ugarte Román fue hallado flotando en la playa La Ballena, cercana a Los Molles en la Región de Valparaíso.

Aunque la prensa de la época quiso calificar el homicidio como un “crimen pasional”, investigaciones posteriores confirmaron que se trató de un asesinato de la dictadura, que logró además develar el cruel mecanismo de desaparición que la DINA ejecutaba por entonces: lanzar sus víctimas al mar.

Este icónico caso –único cuerpo lanzado al mar que fue encontrado– es la inspiración de Oleaje, particular puesta que mezcla teatro, cine y poesía, que tendrá una única función de estreno el próximo 17 de octubre a las 20:00 vía Facebook Live de la Corporación cultural de Quilicura.

Original de Rodrigo Morales, dirigida por Constanza Thümler y Angelo Olivier, cuenta con las actuaciones de Tamara Acosta, Trinidad González, Paula Zúñiga, Alexandra von Hummel y Francisca Márquez.

“Quilicura es una comuna con memoria. Para nuestra gestión es muy importante que las nuevas generaciones sepan quién fue Marta Ugarte y cómo la DINA acabó de una forma tan cobarde con su vida. Por eso hace unos meses inauguramos nuestro nuevo Cesfam con su nombre y ahora nos dimos a la tarea de apoyar esta gran producción teatral, protagonizada por increíbles mujeres, para que pueda llegar a la mayor cantidad de hogares y también, por qué no, se convierta en material educativo para escuelas y liceos”, declara el alcalde de Quilicura, Juan Carrasco.

Oleaje con Tamara Acosta
Oleaje

Objetivo

Para sus directores, Oleaje es un experimento escénico que busca incorporar, contrastar y vincular las virtudes del teatro, el espesor poético del dramaturgo, con las posibilidades del formato cinematográfico, donde estos se confunden entre una imagen del pensamiento y un pensamiento en acto.

“Un encuentro silencioso entre cinco notables mujeres que intentan aproximarse desde sus voces, cuerpos y afectos a una memoria de lucha”, agregan.

“Marta es nuestro presente, forma parte de nuestras preguntas y, desde ella, tomamos posición y hablamos. Conversamos mucho sobre la forma que debía adoptar la puesta en escena. No queríamos mostrar a las disidencias como víctimas sino, más bien, encontrar la forma sicodélica en que esas vidas se arrojan al descampado y van densificando las palabras y los actos”, finaliza su autor.