No es una sorpresa que durante décadas la comunidad LGBTTTIQ+ ha estado subrepresentada en las distintas industrias culturales como el cine o la televisión, las que a menudo solo hacen eco de una serie de estereotipos que no responden necesariamente a la realidad de quienes pretenden representar.

En este contexto, existen ciertos recursos que algunas producciones han utilizado para dar señales de inclusión, claro que no siempre de manera positiva y Disney sí que sabe de eso.

A menudo cuando pensamos en las películas de Disney, sobre todo las de antaño, recordamos clásicos que han tenido el poder de dejarnos alguna enseñanza que a menudo desprendemos de los conflictos de sus propios personajes, sin embargo, este poder del que gozan también debería llevar una gran responsabilidad, y no siempre ha sido el caso.

Y es que la industria cinematográfica ha utilizado durante década el concepto ‘queercoding’ de manera negativa, entregando un mensaje claramente estereotipado y discriminatorio sobre la comunidad LGBTTTIQ+.

¿Qué es el ‘queercoding’?

Como su nombre lo dice, es una codificación utilizada por los cineastas para indicarle a la audiencia de manera sutil, que un personaje era ‘queer’ sin tener que comunicarlo de manera explícita. El punto es que Disney utilizó esta codificación mayoritariamente en sus personajes de villanos o ‘chicos malos’, lo que evidentemente arma un discurso poco beneficioso para quienes dicen ‘representar’.

En una sociedad binaria que considera solo los géneros de hombre y mujer y además heteronormada, la teoría queer señala que tanto el género como la identidad y orientación sexual no están definidos por la naturaleza biológica humana sino que son el resultado de una construcción social.

Por ende, podemos entender lo ‘queer’ como toda identidad sexual o de género que escapa de las ideas preestablecidas de estos mismos.

Cabe señalar que el documental de 1995 The Celluloid Closet, es uno de los primeros registros en los que se explica la idea de la ‘codificación queer’. Esto también habría surgido en la década del 30′, cuando en Hollywood los cánones respecto a lo que se podía mostrar en la pantalla grande están fuertemente marcados. En esos tiempos, no estaba permitido, por ejemplo, mostrar ‘perversidades’ como la homosexualidad.

Disney lo ha replicado una y otra vez

Si consideramos que Disney ha querido representar estas identidades, podemos verlo desde una mirada reivindicativa, sin embargo, el problema radica en que solo se le conceden estas características a los villanos, por lo que el mensaje pasa más bien por ridiculizar esta identidad y relacionarla con la maldad, por lo que es esperable que la audiencia asocie lo queer a algo que no está bien en la sociedad y que hay que castigarlo.

Estos villanos a menudo se presentan como hombres manipuladores pero mental y físicamente vulnerables. Además, destacan características asociadas culturalmente a lo femenino. Eso quizá no tendría nada de malo, pero solo lo hacen con los villanos, pues los héroes son más bien una representación fiel a lo que se considera masculino en nuestra sociedad.

Ellos son musculosos, fuertes, valientes y consiguen todo lo que quieren. En tanto, los villanos suelen ser feos, con caras alargadas, sin músculos y muy delgados o derechamente gordos, pero nunca lucirán similar a un hombre héroe. Ejemplos: Gobernador John Ratcliffe; Hades, Jafar, Frollo, etc.

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Sup. Izq. Ratcliffe; Sup. Der. Jafar; Inf. Izq. Hades; Inf. Der. Frollo

La ropa es otro detalle no menos importante. ¿Qué usan los villanos? Faldas, túnicas, joyas, trajes aparatosos, etc. Estos ocultan su cuerpo a diferencia de los héroes, quienes llevan pantalones ceñidos, camisas, armaduras e incluso a menudo muestran su torso musculado y dan muestra de su fuerza.

Su forma de expresarse, posturas y gustos excéntricos, también hacen ver a los villanos de manera más refinada en comparación a sus antagonistas. Estas peculiaridades suelen observarse siempre en las villanas (Cruella DeVil, Lady Tremaine). Pero no nos confundamos, el problema no es que los villanos representen características culturalmente femeninas, sino que no exista esa misma representación en roles positivos.

Lo anterior tiene que ver con que la audiencia podría entender que ser hombre con características femeninas está mal, lo que evidentemente reafirma concepciones misóginas y homofóbicas.

Otra muestra evidente del ‘queercoding’ es la villana Úrsula de La Sirenita, que si bien no es hombre, está derechamente inspirada en la famosa drag queen y cantante Divine. Y bueno, ya conocemos las características de esta villana.

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Úrsula (La Sirenita) y la drag queen ‘Divine’

Claramente existen excepciones, como Clayton de Tarzán o Gastón de La Bella y la Bestia, pero lo cierto es que gran parte de los villanos de Disney comparten estas características que, si no están equilibradas en pantalla, difícilmente podremos transmitir un mensaje de inclusión y no discriminación real y efectivo.