La autobiografía de Deborah Feldman, titulada Unorthodox: el escandaloso rechazo de mis raíces jasídicas y publicada en 2012, fue la fuente de inspiración para la creación de Poco Ortodoxa, una miniserie de cuatro episodios de Netflix.

En ella se narra la historia de Esther Shapiro (Shira Haas), una joven de 19 años que se siente atrapada en el estilo de vida de la comunidad Satmar, una congregación de familias que siguen la doctrina jasídica, residente en el barrio de Williamsburg, en Brooklyn, Nueva York.

Son descendientes de víctimas del Holocausto los que formaron la comunidad en Nueva York después de la guerra. Esto los hace diferentes de las otras comunidades jasídicas porque formaron esa comunidad después de la guerra y fue fundada por gente que tuvo que luchar contra el trauma más grande que se podría imaginar“, explicó Deborah Feldman en un detrás de cámara de la serie, también disponible en Netflix.

A una corta edad, Esther fue obligada a casarse por su familia con otro joven de la misma comunidad, y si bien nunca estuvo cien por ciento convencida, sí pensaba que a través de este enlace podría encontrar un lugar en el mundo y un camino a su felicidad, a través de una familia.

Y es que a los tres años, ‘Esty’ fue apartada de su madre, quien no quiso seguir casada con su padre debido al alcoholismo de este. Por lo anterior, la niña fue criada por sus abuelos paternos, quienes hablaban yiddish, al igual que toda la comunidad, y tenía estrictas costumbres muy contrarias al avance de los tiempos modernos.

Lamentablemente, el matrimonio no hizo otra cosa que afianzar su sensación de vacío e incluso llegó a causarle dolor físico, pues ni siquiera podía procrear debido a que tenía vaginismo.

Algo muy similar a lo que vivió Deborah. A ella le arreglaron un matrimonio a los 17 años con un sujeto al que apenas había visto un par de veces y con quien habló no más de media hora. También vivió la presión de la comunidad, tal como se muestra en la serie, de tener hijos lo antes posible, algo que alejaba el placer del acto sexual, pues solo podían tener sexo para procrear, además de lidiar con la citada disfunción sexual.


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Las similitudes entre la vida de Esty y Deborah se ubican solo en las escenas del pasado, pues desde que la joven logra escapar de Estados Unidos con la ayuda de una profesora de música quien le entregó un pasaporte y dinero, la adaptación de la novela es más bien libre.

En el caso de la serie, Shapiro se instala en Berlín solo con dinero y sus documentos y la dirección de su madre, que vive en esa ciudad, esperando que le brinde asilo.

Eso sí, a las pocas horas de llegar, su vida toma un vuelco cuando conoce a un estudiante de música quien, sin darse cuenta, la motivó a seguir el camino de ese arte, uno que Esty ve como su única salvación tras dejar atrás su vida de ataduras.

En medio de este “nuevo viaje” de la protagonista, vamos trasladándonos cada tanto al pasado, a través de fuertes escenas en la que se ve la conservadora crianza que vivió Esty, su matrimonio, e incluso cuando raparon su cabeza para que usara una peluca, tal como el resto de las mujeres de la comunidad.

Así, la producción va alternando escenas pasadas con las de su nueva vida en Berlín, ciudad hasta la que llegan también su esposo y un primo de él, para encontrarla y obligarla a volver a Estados Unidos, sobre todo luego de enterarse que está embarazada.

En el caso de Feldman, ella y su esposo no lograron consumar su matrimonio hasta un año después, una situación que la hizo merecedora de varias críticas por parte de su comunidad y de las respectivas familias, pues lo normal era ya tener un hijo al año de matrimonio.


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Cuando Deborah dio a luz a su hijo, se mudó a otro barrio con su esposo. Allí también se inscribió en el Sarah Lawrence College, mintiéndole a su esposo, a quien le dijo que tomaría clases de negocios para aumentar sus ingresos, sin embargo, se inscribió en Literatura.

Y es que según ha dicho ella misma, el nacimiento de su hijo fue un punto de inflexión en su vida. “Vi mi futuro planificado. Me asusté al saberme con la responsabilidad y culpa de poner todo lo que veía como opresión en una persona inocente“, expresó.

En 2010 cortó todos los lazos con su comunidad y dejó a su esposo. Siempre con su hijo a cuestas, vivió durante algunos meses con amigos y averiguó con abogados los pasos a seguir para no perder la custodia de su hijo.

Tan radical fue su cambio de vida que desde 2006 Feldman no ha visto ni hablado con ningún miembro de su familia. Además, parte de su comunidad iniciaron un blog en el que intentaban desmentir las historias de la escritora, asegurando que muchas de ellas eran ficticias.

A diferencia de la serie, Deborah se mudó a Berlín cuatro años más tarde de su quiebre con sus raíces. Ese mismo año escribió otro libro titulado Exodus, el que también ha tenido un buen recibimiento por parte de la crítica alemana, y constantemente es invitada a programas de televisión.