Luego de estar 15 años en el área dramática de TVN, Marcelo Alonso tomó la gran decisión de partir hacia Mega, tal cómo lo han hecho varios otros colegas como Francisco Reyes y Mane Swett.

Si bien la decisión no fue fácil para él, ya que se considera “emocional”, lo cierto es que de igual forma emigró hasta el canal privado para ser parte de futuras producciones.

En conversación con La Tercera, sostuvo que “insistí hasta el final en tratar de sostener un área importante del TVN, que le dio mucho a la televisión. Es lo que siempre he dicho, tengo un vínculo con Televisión Nacional súper fuerte”.

Alonso sostiene que no se fue antes ya que “yo soy absurdamente, para estos tiempos, emocional. Tengo una cosa que tiene que ver con la pertenencia, con un lugar al que yo pertenecí mucho tiempo, y me costó mucho irme. Era un rollo emocional mío, más de allá de lo económico, incluso”.

Pero no solo habló de su salida del canal estatal, también se refirió a un tema polémico dentro de la industria: los altos sueldos de algunos actores en la época dorada de las áreas dramáticas.

“No veo el problema de que un actor tenga un sueldo grande. No tengo ningún complejo en eso. Un médico de la Clínica Alemana tiene un sueldo millonario también. El problema es que en Chile consideramos que el actor no debe ganar tanto. ¿Qué es lo que debe ganar un actor? ¿Hay una tabla? ¿El actor debería ganar tanto, porque ese es su lugar económico social en el país?, precisó

A lo anterior, indicó que la televisión es un negocio que producía mucho dinero, y donde se generaban movimientos de mucha plata. Es súper bueno entender que las carreras de los actores tienen tramos. En mí, fue de 15 años. Son momentos en que se gana mucho dinero, pero hay momentos en que se gana nada, o se gana muy poco comparado a lo que ganaste en algún momento. Los actores somos personas que no nos jubilamos, por la condición misma del oficio… (…) Y te aseguro que un actor de 80 no está ganando lo que ganó cuando fue galán a los 38. Este cambio de ahora llegó para quedarse, y no lo encuentro ni justo ni injusto.