El programa Contra viento y marea presentó la historia de Lucila y Roberto, quienes tienen el síndrome de morquio, específicamente mucopolisacaridosis tipo IV, letra A.

Ella mide 95 centímetros, él 1 metro 17 centímetros y ambos han sufrido discriminación por su estatura. Ella busca trabajo hace cinco meses pero no le han dado una posibilidad.

Lucila y Roberto, que viven juntos en Maipú, se conocieron hace 3 años y después de cuatro meses se pusieron a pololear.

Cathy Barriga le regaló el vestido de novia

En una actividad por San Valentín en la comuna de Maipú, la alcaldesa preguntó qué parejas se querían comprometer; Lucila y Roberto pasaron al escenario.

Cathy Barriga les ofreció el vestido y cumplió, apareciendo en el programa para la prueba oficial y, además, para hacerle un regalo especial: el calzado, que ella misma adornó.

La profunda pena de Lucila

Desde que tenía un año su abuela se preocupó de su crianza, lo que hizo hasta que murió, 17 años después. La encontró desnutrida y con gusanos en el estómago debido a las condiciones deplorables en que la tenía la madre, quien la abandonó y hoy vive en Punta Arenas.

Además de esa pena, Lucila tiene otra. Su gran anhelo es encontrar a su hermano, pero su mamá -con quien retomó el diálogo- se rehúsa a decírselo. “Yo siento que me falta algo y es él“, dijo ella. El programa intentó dar con su paradero pero no lo lograron. Solo consiguieron que la madre dijera que lo dio en adopción.

La enfermedad: se sienten discriminados

La pareja y algunos cercanos y amigos con la misma enfermedad comentaron lo difícil que es vivir el día a día, pues en la calle la gente no los ve, no los respetan y la infraestructura no está pensada para ellos. Sumado a lo anterior, tienen problemas en sus huesos y oídos, entre otros.

Para demostrar lo complicado que es caminar por una avenida, los acompañó Francisco Saavedra, quien se dio cuenta de la dificultad que enfrentan al tener que, por ejemplo, subir o bajar escaleras.

Roberto, su problema de audición y conflictos con sus tías

Roberto tiene problemas para escuchar, por lo que usa audífonos. Lucila temía que quedara sordo, pero no tenían dinero para ir a un especialista. Por este motivo el programa les pidió una hora y obtuvieron buenas noticias: él tiene sordera moderada (creían que era grave) y podrá oír mejor con un aparato de alta gama, pues el que tenía era de mala calidad.

Con respecto al conflicto con sus familiares, quienes se oponían al matrimonio, Pancho Saavedra intentó convencerlas de que los apoyen y lo logró, por lo que hubo un problema menos.

La boda

Y llegó el día. Una limusina pasó a buscar a Lucila y la llevó hasta la iglesia donde la esperaba Roberto. Pero la previa fue bastante acontecida, pues el novio no tenía ropa interior ni máquina de afeitar. Por ello Saavedra debió salir por el barrio a conseguirlas y lo logró.

Tras dar el sí todos se fueron a la fiesta, donde fueron sorprendidos por el animador: le regalaron los audífonos a Roberto y le consiguieron un trabajo a Lucila.

Pero no fue lo único, pues a una semana del matrimonio Saavedra les consiguió una reunión con la ministra Cecilia Pérez, a quien pudieron plantearles todos sus requerimientos y necesidades.