Uno de los personajes que se robó la atención en los primeros capítulos de Amor a la Catalán de Canal 13, fue el de Loreto Aravena.

La actriz interpreta a Danae, quien tiene Síndrome de Tourette y es una de las hijas del fallecido Fernando Catalán, dueño de una panadería.

En conversación con La Cuarta, Aravena comentó que quiso tomar con cuidado el tema de los ‘taldos’ -como es más conocido en nuestro país-, sin pasar a llevar a nadie, pero reconoció que le daba un poco de susto.

Loreto comentó que conocía este síndrome y lo estudió. “Había visto una película tiempo antes, Toc Toc, y ahí se habla de varios síndromes y de ese en particular. Acá nosotros le decimos Taldo por la persona que se hizo conocida por este síndrome (el fallecido Agustín Arenas Cardozo). Leí harto del tema, vi su entrevista completa, otras películas que hablan de este síndrome”, explicó.

Consultada sobre cómo vive su personaje este síndrome, señaló que “como ella (Danae) es bastante polvorita, cuando ella bota su rabia el síndrome no existe, porque está botando el nerviosismo, en cambio cuando está nerviosa a ella le viene, es como más de tensión”.

Por este motivo, cuenta que su rol “no ha podido establecer relaciones amorosas a raíz del síndrome, es difícil que no te cause gracia, normalizarlo, entonces para ella el amor es casi nulo y con la muerte de su padre se le agrava el síndrome”.

Síndrome de Tourette

De acuerdo a la Asociación Americana de Tourette, este síndrome “es un trastorno neurológico que se manifiesta primero en la infancia o en la adolescencia, antes de los 18 años. Se caracteriza por muchos tics motores y fónicos que perduran durante más de un año”.

En cuanto a los síntomas, aseguran que, por lo general, los primeros son movimientos involuntarios (tics) de la cara, de los brazos, de los miembros o del tronco. “Estos tics son frecuentes, repetitivos y rápidos”. El más habitual es el tic facial.

Sobre los tics vocales, lo que presentaría el personaje de Loreto, la organización indica que generalmente se producen junto con los movimientos. “Las vocalizaciones pueden incluir gruñidos, carraspeos, gritos y ladridos. También pueden expresarse como coprolalia (el uso involuntario de palabras obscenas o de palabras y frases inapropiadas en el contexto social) o copropraxia (gestos obscenos)”. Eso sí, advierten que “a pesar de su amplia difusión pública, la coprolalia y la copropraxia no son comunes en trastornos de tics”.