¿A quién no le ha pasado alguna anécdota cotidiana que en el momento parece ser terrible pero luego lo recuerdas con risas? Eso fue lo que le pasó a la animadora de Mucho Gusto, Diana Bolocco, quien desclasificó un episodio que le ocurrió hace aproximadamente 6 años.

Fue durante la sección “Confesiones Matinales”, espacio del programa en el que los conductores se sinceran y cuentas sus más intimas experiencias en todo ámbito, en la cual Diana se atrevió a compartir esta ‘talla’.

La conductora partió su confesión contando que iba de regreso a su casa de aminar un evento, alrededor de las 12 de la noche, pero que para su sorpresa, no tenía las llaves para ingresar.

El problema vino cuando comenzó a tocar el timbre y nadie Salía a abrir el portón. En el interior estaba su esposo Cristián Sánchez, sus hijos y su nana. Pasaron los minutos y nada.

En el apuro comenzó llamar al teléfono fijo del hogar mientras el taxista que la llevó a su casa, la esperaba.

“Toco el timbre una vez. No. Toco el timbre dos veces. No. Toco el timbre tres veces y el taxista me dice ‘señorita, ¿tiene algún problema?’. ‘Usted no se mueve de acá. Hasta que yo entre a mi casa, usted no se mueve de acá’. Toco el timbre, no pasa nada. Llamo al teléfono fijo, nadie me contesta. Nadie me contesta”, contó.

Lo peor, según Diana, fue que su nana tenía como 20 años, lo que en la desesperación la llevó a idear un curioso plan que llevaría a cabo con el taxista.

“Entonces le digo al taxista, ‘usted me va a tener que ayudar’, ‘¿cómo?’, ‘usted me va a tener que prestar su linda mano, me va a hacer sillita y yo voy a escalar el portón”, relató.

Para esto, a Diana se le ocurrió subirse al capó del auto para pasar por arriba del portón le cual tenía “pinchos” arriba. ¡Mala idea! porque además al estar usando un vestido ajustado no pudo subirse y pasar del otro lado.

Tras esto, la animadora le pidió Jorge, el taxista, que “usted va a tener que subirse y abrirme”, aludiendo a que él tenia que hacerle el favor de cruzar y abrirle el portón.

“Me dice, ‘ok, lo voy a hacer’. Como un Hulk, don Jorge se sube al capó, pasa y le digo ‘adentro del auto, abra y ábrame con el control’. Está cerrado el auto. ‘¡Me está molestando!’. Él adentro y yo afuera. ‘Devuélvase’. Se devuelve don Jorge, pobrecito, además era un señor mayor”, relató.

En el inter tanto habían transcurrido 4 horas, por lo que Diana le sugirió pagarle doble recorrido, pero el hombre no quiso.

Vuelvo a subirme al capó, y le digo ‘don Jorge, perdóneme, puede mirar para otro lado’. Peor aún, trato de subirme el vestido, ¡y no me subía! No me subía el vestido. ‘Don Jorge, usted me va a perdonar’. Hago así y rajo el vestido, un poquito.

“Levantó la pierna y, al levantar la pierna, me dieron ganas de hacer pipí. Yo estaba en mi casa, ya estaba relajada la vejiga. Entonces, le digo ‘don Jorge, ¿se puede dar vuelta otra vez?’. Abro las puertas, hice un poco de pipí, porque no me salió mucho”, agregó.

Al ingresar, al fin a su casa, se percató que su nana dormía en su cuarto escuchando música con audífonos, por lo que habría escuchado todo el ‘boche’.

Sin zapatos, con el pelo desordenado, con la ropa sucia, vestido rasgado entró a su cuarto y la sorpresa fue mayor cuando no encontró a Cristián.

Finalmente contó que tras llamarlo millones de veces, le dejo un mensaje “solo quiero pedirte una cosa, cuando te llame por teléfono, contéstame CTM”, lo que desencadeno la risa de todo el panel.

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